300
Hay que tener en cuenta varias cosas antes de ir al cine a ver 300. En primer lugar, no es una película histórica. Es una adaptación de un cómic de Frank Miller que a su vez se basa libremente en un hecho histórico contado por historiadores de la época, principalmente Herodoto de Alicarnaso (lo cuál tampoco es una garantía de fidelidad). En segundo lugar, el cómic en el que se basa es muy visual y no cuenta con demasiados diálogos. La traslación de esto a la pantalla ha sido hecha con tal esmero que 300 es ante todo imágenes y sonido, por lo que los diálogos distan de ser brillantes, salvando dos o tres frases memorables. Teniendo en cuenta estas dos cosas, arrancamos…Corre el año 480 a.C. y el ejército de Jerjes I, emperador de Persia, avanza implacable con el objetivo de conquistar Grecia. Leónidas I de Esparta decide hacerles frente y al saberse en inferioridad numérica elige presentar batalla en el paso de las Termópilas. Se calcula que el ejército persa contaba con 250.000 hombres, frente a unos 7.000 griegos, que se quedaron en 1.000 tras la retirada de parte de los soldados. Se cuenta que, tras varios días de combates en los finalmente la superioridad numérica persa venció a la táctica griega, el ejército de Jerjes vió reducido su número en 20.000 efectivos, frente a las 1.000 bajas griegas. Hoy en día se piensa que este sacrificio, en apariencia inútil, sirvió para dar tiempo al resto de ejércitos griegos a tomar posiciones, frenando finalmente el avance de los persas.
Y es en la batalla de las Termópilas en lo que se centra 300, y cuenta como Leónidas con trescientos hombres de su guardia personal se enfrentan al ejército turco. Hay algunas pinceladas de política, pero el campo de batalla es el protagonista indiscutible y el metraje transcurre entre combate y combate. Los enfrentamientos están rodados en planos cortos y la acción se congela en algunos momentos, como marcando las viñetas del cómic en que se basa. Veremos en pantalla bastante sangre añadida digitalmente, que con buen criterio han convertido en un recurso estético más. El rigor es más hacia obra de Miller que con el hecho histórico, así que nadie se crea que los soldados espartanos iban a la batalla con un taparrabos y una capa roja, por mucho éxito que tenga el uniforme entre el público femenino. Y es que, ante todo, 300 es una orgía para los sentidos y la imagen está más cuidada que el rigor histórico. Visualmente es un festín casi continuo en el que fotografía, infografía y posproducción se unen para ofrecer la película que más se ha acercado a la estética cómic sin caer en el rídiculo. Por otro lado, el apartado sonoro es sobresaliente. En muchos momentos la música se hace protagonista, realzando la acción en pantalla y alcanzando tintes épicos.
En el apartado negativo, lo más sangrante es la escena en la que Leónidas se presenta ante Jerjes y parece que vayamos a ver una continuación de Brokeback Mountain. Si en una escena que tendría que tener mucho peso en la trama la mitad de la sala se carcajea, es que has hecho algo mal. Pensaba que era un problema de doblaje, pero en la versión original la cosa no difiere mucho. De nuevo, la fidelidad al cómic es absoluta, pero el Jerjes de Miller no funciona igual de bien en pantalla que sobre el papel y tendrían que haberse dado cuenta.
En resumen, con 300 Zack Snyder (el director) ha inventado un nuevo lenguaje cinematográfico y se ha desmarcado de los convecionalismos que tanto abundan ahora que todo el mundo se dedica a adaptar comics. Se agradece que una obra tan especial como la de Miller haya recibido un trato tan respetuoso, aunque el resultado es más un espectáculo visual que una película memorable, aunque si vas al cine sabiendo que es lo que puedes esperar, te aseguro que no saldrás decepcionado.
Lo mejor: Visualmente es una proeza que traslada a la pantalla la belleza de los dibujos de Frank Miller y los colores de Lynn Varley. La banda sonora a cargo de Tyler Bates, en la que usa parte de la magnífica partitura de Black Hawk Derribado de Zimmer y cuenta con la cantante iraní Azam Ali, es una maravilla.
Lo peor: Con mucho, la escena en la que Leónidas se presenta ante un Jerjes que parece recién salido del armario. Aunque es algo achacable al cómic, algunos diálogos quedan un poco raros en boca de unos tipos que vivieron hace unos 2.500 años.