Harry Potter y la orden del Fénix
Poca promoción necesitan hoy en día las películas de Harry Potter. La trayectoria de sus anteriores entregas y la expectación que genera cada libro que J.K Rowling publica de las aventuras del joven mago, son reclamo más que suficiente para garantizar el éxito de las películas en las que Daniel Radcliffe interpreta a uno de los personajes de ficción más importantes de toda la historia.Con un guión tremendamente complejo, marcado por la necesidad de condensar el más denso de los libros en el filme más breve de los rodados hasta ahora, Harry Potter y la orden del Fénix, es sin duda la película más tenebrosa y oscura de toda la saga, con una ausencia casi total de escenarios abiertos y una evidente evolución de los personajes, que dejan de ser niños para convertirse en adolescentes.
David Yates, que ha sido el encargado de dirigir esta entrega, ha despojado a los personajes de buena parte de su encanto, convirtiéndolos en seres algo grises y sin tiempo para las conversaciones triviales y las bromas. Por el contrario, en esta ocasión, tienen más peso en la trama los asuntos de la vida terrena, la no mágica, por llamarla de alguna manera.
En cualquier caso, es una buena película, que aunque quizás no llegue a la altura de sus predecesoras, hará las delicias de los seguidores del joven Potter, entre los que confieso encontrarme. Porque a pesar de que se piense lo contrario, las películas de Harry Potter no son apropiadas para niños; ni mucho menos.
Lo mejor: La escena del ministerio de magia.
Lo peor: La pérdida del encanto de los personajes.