Dreamgirls
Como todos los años, en los meses de Enero y Febrero, la mayoría de películas favoritas de cara a los Oscar cumplen puntualmente su cita con los cines españoles. Aunque esta vez varias de las cintas más nominadas se estrenaron en el curso del año natural, como Infiltrados, La Reina, Pequeña Miss Sunshine o Babel. Lo que es casi ineludible es que entre las favoritas haya un musical, o en todo caso un biopic (película biográfica) musical, y Dreamgirls es el ejemplo de esta temporada.Dreamgirls se basa en un musical de Broadway prácticamente olvidado, que a su vez se inspiraba libremente en la andadura del grupo musical The Supremes y en su líder, Diana Ross. Bill Condon quedó muy impresionado por dicho musical, y curtido en el género tras el guión de Chicago, emprende su adaptación cinematográfica. Las Dreamettes es un grupo formado por tres amigas que desean triunfar en la música, y por azares del destino, son contratadas para hacer los coros de James “Thunder” Early (Eddie Murphy). De ahí darán el salto al estrellato, pero pronto empezarán las luchas de egos y los enfrentamientos. El musical es uno de los géneros cinematográficos que más pasiones levanta, tanto entre sus admiradores como entre sus detractores, y por lo tanto siempre habrá alguien que alabe las virtudes de Dreamgirls (en su derecho está). Pero sinceramente, Dreamgirls, más que una historia con numeros musicales, es una sucesión de canciones con cierto relleno argumental ente ellas. Algunos de los números musicales están bien realizados, pero se acaban tornando insoportables al poco rato, aún para el más acérrimo amante del género. Una carencia de ritmo y una más que excesiva duración hacen el resto. Se trata de un film realizado como medio de lucimiento de la gran diva Beyoncé Knowles, a la que triunfar en la música no le basta, así como de la nueva estrella mediática estadounidense, Jennifer Hudson, ganadora del American Idol. La triste realidad es que Beyoncé, cuyo talento vocal es cuestioable, apenas tiene líneas de diálogo en todo el metraje, y en las pocas que tiene demuestra su total incapacidad interpretativa. La próximamante oscarizada Jennifer Hudson, alias la “triunfita”, aunque no llega a los extremos de la Knowles, tampoco se queda corta, realizando una interpretación plana, carente de sentimiento u emoción. Eddie Murphy está en su línea habitual, mientras que el único que realiza un verdadero trabjo interpretativo, y además bueno, es Jamie Foxx. Habrá más de un espectador, que atónito ante semejante cúmulo de despropósitos, se tirará al suelo desesperado, gritando cosas como ¡que alguien me arranque los ojos! o susurrando a su compañero de butaca por favor, mátame ya y pon fin a mi suplicio. La pregunta del millón es ¿por qué un cineasta que ha hecho Dioses y Monstruos puede llegar a caer tan bajo?, duda que nunca podrá ser resuelta.
Lo mejor: Jamie Foxx
Lo peor: Su duración, y el divismo de Beyoncé