“El secreto de sus ojos” es una exuberante fábula ética, urdida sobre una oscura trama y envuelta en una intimista y esperanzada visión del amor.

★★★☆☆ Buena

El secreto de sus ojos

“El secreto de sus ojos” es una exuberante fábula ética, urdida sobre una oscura trama y envuelta en una intimista y esperanzada visión del amor. Su cierta complejidad de guión, mezcla varios puntos de vista y varias historias conjugadas desde la visión de un mismo personaje. Un personaje interpretado por un Ricardo Darín  que guía a su protagonista por parajes insondables, para llevarlo a terrenos realmente lejanos, si hablamos de desafíos dramáticos. Su historia lleva a los personajes por “aquello que pudo haber sido”, por amores que bien merecen una vida y nos deja la palpitante sensación de que nunca es tarde para amar.
Mezcla infinitud de géneros con  naturalidad pasmosa. Es un thriller con sus debidas dosis de suspense e intriga y es cine negro con interesantísimos giros de guión y con diálogos complejos magníficamente construídos, con una pareja de detectives muy al estilo clásico, interpretados por Darín y Francella. Se mueve de la comedia al drama, del drama al negro y del negro al thriller con excelente soltura, jugando con la intriga, con la habilidad de un prestidigitador. Aporta también con el personaje de Villamil, una Femme Fatal que bien podrían haber interpretado Ava Gardner o Rita Hayworth. Es un amplio mosaico que lo hace todo, y lo hace bien.
Parte de la virtualidad de la película radica en su capacidad para mostrarse  eléctrica. Las relaciones de sus personajes funcionan a la perfección, hay magnetismo y sugestión y logra crear empatías entre los personajes cuyo mayor logro es introducir al espectador dentro de la historia y hacérsela vivir como propia.
El guión esta muy bien construído y gratamente sorprende de verdad. El tempo narrativo va “in-crescendo” pero desde el comienzo, es una narración fuerte y poderosa, que nos va llevando hasta un final magnífico, un final compuesto, para las dos historias que trata.
Técnicamente es una maravilla, por esa mezcla de géneros, por esa dualidad en la historia cuyas vertientes se compaginan a la perfección, por unas interpretaciones de libro, pero también es compleja en el aspecto temporal, con la utilización contínua de flashbacks. Está narrada en dos tiempos y los saltos temporales están perfectamente justificados en el guión, es de una solidez rotunda y ningún recurso es gratuíto o para la galería.
En cuanto a lo narrativo, la historia policial está tratada de una forma muy consistente, como un drama moral donde todo cambia de lugar, que te hace dudar de todo, como si de cine negro se tratara y que se hace preguntas muy acertadas sobre la justicia. Me trae a la memoria películas tan variadas y variopintas como “Ciudadano Kane” (Citizen Kane, 1941), “Seven” (1995) o “El halcón Maltés” (The Maltese Falcon,, 1941) y todas al mismo tiempo. La otra parte de la narración, en este caso la sentimental, recuerda bastante a otras películas del director como “El hijo de la novia” (2001), con esa sensibilidad y sentimentalismo tan profundos y arraigados, que me conmueve y me identifica con los personajes.
Como punto negativo decir que deja cierto poso de cuento, que le hace perder dramatismo. Es una sensación personal sobre el tono general de la película, pero el realismo mágico o los guiños a Capra, no le van nada.
Esa metáfora maravillosa de la máquina de escribir, es uno de los motivos que hacen pensar que estamos hablando de un clásico. Adquiere una profundidad muy difícil de conseguir, esa magia que hace que una película sea muy buena, o simplemente buena. Sería un ejemplo claro, preciso y escultural de Macguffin.
Gran película.
El secreto de sus ojos se escribe con “A”, con la “A” de una clásica Olivetti, con la “A” de Amor.
Lo mejor: Su clasicismo y los personajes.
publicado por Juan José Iglesias Abad el 19 abril, 2012

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