Un nuevo enfoque dentro del manido cine vampírico

★★★☆☆ Buena

Déjame entrar

Por fin nos llega una propuesta diferente dentro del tan manido género fantástico y de terror. En este caso proviene de las frías tierras del norte de Europa. “Déjame entrar” viene avalada por prestigiosos festivales en los que se impuso e hizo las delicias de crítica y público.

 

 

El cine de vampiros siempre ha atraído las miradas de los espectadores, muchos de ellos ávidos de historias románticas y/o sangrientas con las que fantasear. Sin ir más lejos, “Crepúsculo” ha vuelto a poner en el candelero este tipo de historias, y parece que por su éxito, tendremos vampiros para una larga temporada.

 

 

“Déjame entrar” es una película diferente en muchos aspectos. El primero de ellos, que se trata de una producción de bajo presupuesto, de nacionalidad sueca y con unos protagonistas preadolescentes. Todo esto hace que, a priori, sea una propuesta novedosa.

 

 

Narrada de forma naturalista e íntima, Tomas Alfredson nos cuenta la vida de Oskar, un chico de doce años al cual maltratan y humillan en el colegio, y que una buena, y fría, tarde conoce a Eli, una vampira atrapada en un cuerpo de su misma edad.

A partir de aquí, se establecerá entre ellos una bella historia de amistad/amor muy alejada de las que estamos acostumbrados a ver.

 

 

Pocos planos, bien escogidos, para una película con temple, muy alejada del ritmo videoclipero actual y que cuenta con unas interpretaciones muy notables por parte de estos jóvenes actores, los cuales dotan de gran credibilidad y humanismo a una historia que se asemeja a lo que podría ser el encuentro real con un vampiro.

 

 

Pese a no llegar a volverme loco, “Déjame entrar” se presenta como una interesante y recomendable propuesta para la tan típica oferta cinematográfica que puebla nuestros cines.

Lo mejor: Lo original de la propuesta
Lo peor: No llegó a engancharme del todo
publicado por Alvaro Oliva el 5 mayo, 2009

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