El rey de la montaña
Qué mejor paradigma para explicar el momento actual del cine español que la situación de la mayoría de películas de género que se realizan en nuestro país. La mayoría cuentan con una cuidada producción y con atractivos repartos; no obstante, la práctica totalidad de ellas viven una auténtica odisea para poder llegar al público español. En cambio, la gran ironía que explica de forma brillante al conjunto del cine español, es que no son pocos los films de género que triunfan a nivel internacional.Ejemplo de todo ello es El Rey de la Montaña, un thriller inquietante que hace de la sencillez de su propuesta una de sus virtudes fundamentales. Lejos de enredarse en planteamientos enrevesados que distraen al espectador, Gonzalo López-Gallego -quién diría que debuta en el cine de género- ofrece una película emocionante que no deja un solo momento de respiro. Con unas ligeras pinceladas y en cuestión de un par de minutos, López-Gallego presenta y deja perfectamente perfilados a los dos personajes protagonistas. Poco a poco, y gracias a su fabuloso manejo de la cámara y a la no menos efectiva puesta en escena, el cineasta -que da una clase magistral de dirección- va creando una atmósfera envolvente que te mete de lleno en esa angustiosa lucha por la supervivencia. Ello se consigue también en buena medida gracias al trabajo de sus dos actores protagonistas, un magnífico y sufrido Leonardo Sbaraglia, y una María Valverde que sabe transmitir la incertidumbre y la duda que provoca su ambiguo personaje, y cuya interpretación va ganando en altura a medida que transcurren los minutos. La historia avanza sin caer en elementos artificiales, alejándose por completo de los tópicos y los convencionalismos propios del cine de género, hasta el tercer acto. Llegados a ese punto, el film da un vuelco inesperado y sorprendente, un giro del que no podemos -ni debemos- decir nada.El Rey de la Montaña es un apasionante y sorprendente thriller que hace de la sencillez de su propuesta una de sus virtudes capitales. Además de mantener en todo momento el interés, ese giro del tercer acto la convierte en una película que va más allá del mero entretenimiento. Es una verdadera lástima haber tenido que esperar tanto tiempo para ver un film de tanta calidad.Lo mejor: La sencillez de su propuesta y la magistral dirección de Gonzalo López-Gallego
Lo peor: Que haya tardado casi un año en estrenarse en España