Rebobine, por favor
Cuando Jerry borra de manera accidental todas las cintas del viejo videoclub donde trabaja su amigo, que además están a punto de demoler, la solución que encontraran será rehacerlas a su manera y con los pocos medios que disponen. Así se realizarán copias de Los Cazafantasmas, El Rey León, Robocop y un sinfín de películas. El inesperado éxito de las cintas hará que aun queden esperanzas para salvar el negocio.
Michel Gondry se aleja de las paranoias mentales de sus últimas propuestas para traernos una sencilla comedia repleta de humor donde, como ya pasaba en su película La Ciencia del Sueño, da rienda suelta a la imaginación de cartón y papel, de cosas inservibles que aprovecha para recrear algunas de las escenas más conocidas de las películas que aparecen. Gondry demuestra una vez más todo el poderío visual que posee sin la necesidad de recurrir a carísimos y asombrosos efectos digitales de última generación, algo que no deja de demostrar en sus trabajos, ya sean para cine, publicidad o videos musicales. Sin duda es lo mejor del film y lo que le hace destacar y hacerlo diferente ya que, no nos engañemos, el guión no es nada nuevo si quitamos la idea principal que es rehacer viejas películas, pero Gondry sabe sacar provecho de las cartas que juega y de llevar la comedia hasta su personal campo.
Jack Black está en su salsa en un papel que le viene al guante y del que sabe sacar provecho, de chiflado disparatado y alocado, al cual Mos Def le hace de contrapunto perfecto, el que tiene los pies en el suelo de los dos, vamos, una pareja cómica típica.
Esta vez la protagonista absoluta es la comedia de enredo, no nos perderemos en Rebobine Por Favor en los laberintos de la mente humana, ni tan siquiera en la búsqueda del amor correspondido como sucedía en los dos últimos films del director. Y, a pesar de que me decanto más por el otro tipo de historias, he de reconocer que disfrute enormemente y a carcajadas esta nueva película de Gondry.