Malditos bastardos
Llevábamos tiempo esperando que volviera Tarantino. Además, sabíamos que su nueva película traería una visión un tanto peculiar de la II Guerra Mundial. Y, claro, Tarantino no podía defraudar.
Con Brad Pitt como estrella, Malditos Bastardos es una película coral, con personajes pintorescos, como suele ocurrir en las películas de Quentin, y que nos trae las referencias típicas de este director. Tenemos mecheros, tenemos pies de mujeres, tenemos muertes, tiros, explosiones, violencia, tenemos conversaciones aparentemente sin sentido, humor, apodos pintorescos, historias entrelazadas, música de la buena, y grandes escenas.
Puede que no sea su obra maestra, pero deja muy buen sabor de boca. Porque tenemos lo que esperamos de él. Una vuelta de tuerca, una historia típicamente tarantiniana. Un grupo de soldados judíos, con el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) a la cabeza, tiene como objetivo único matar nazis para cortarles la cabellera como trofeo de por vida. Este grupo se unirá a la actriz y agente secreta Bridget Von Hammersmark para intentar acabar con el III Reich. Por otra parte, Shosanna es una joven que logró huir de los nazis tras ver cómo mataban a toda su familia. Años después y como propietaria de un cine en París ideará un plan para matar a todos los altos mandos del Nacionalsocialismo. Y mientras, el coronel nazi Hans Landa se enfrentará a unos y otros.
Quizá tiene algo menos de violencia gratuita y sangre (bueno, sólo quizá). Al fin y al cabo, es la II Guerra Mundial y la violencia está justificada. Pero lo que sí encontramos a montones son escenas de una tensión terrible, como la escena inicial, muy buena, o en la que tres de los Bastardos comparten copas con un teniente alemán de las SS, o en la que la joven Shosanna, bajo otro nombre, se entrevista a solas con el asesino de su familia bajo la constante sospecha de que la ha reconocido.
Decimos que no es la mejor película de Tarantino, pero tampoco hacía falta que ahora llegara su obra maestra. Puede que ya la tuviéramos en Reservoir dogs o en Pulp fiction. Pero lo que siempre tenemos es diversión y entretenimiento a raudales. No pedimos más, y eso es lo que Tarantino siempre nos da.