Malditos bastardos

Hace un par de años, The Irish Times (versión irlandesa del muy británico The Times) comentaba algo así como que ""Malditos Bastardos" ha sido anunciada más veces que la segunda venida de Jesucristo". No exageraban. Tarantino ha estado trabajando en este proyecto, y anunciándolo como su próximo trabajo, desde hace más de una década; y claro, el fan tarantiniano se emocionaba, porque en el fondo es un tipo sensible.

Como Tarantino lo sabía, ha decidido sorprender al personal. Y no sé yo si eso beneficia a "Malditos Bastardos" (cómo me duele cada vez que tengo que llamarla por ese horroroso título). Se suponía que íbamos a ver a los bastardos del título sembrando el terror y el caos entre las filas nazis: es lo que Tarantino explicó, y es lo que los publicistas nos han vendido. A la hora de la verdad, en cambio, resulta que los bastardos están en pantalla poco más de 40 minutos, de las dos horas y media que dura la película, y sólo los vemos "trabajar" en una ocasión. Eso sí, menuda ocasión: tiene la que probablemente es la mejor presentación que Tarantino ha hecho jamás de un personaje en sus películas, la del sargento Donnie Donowitz, a mayor gloria de su colega Eli Roth; lo más triste de esa escena es que deja ver lo que podría haber sido la película si Tarantino hubiera decidido darles más cancha a los bastardos. Una lástima.

Puedo entender que Tarantino optara por eliminar algunas escenas que hablaban del origen de los personajes (aunque hubiera sido interesante verlas); sin embargo, creo que en su afán de epatar al espectador y cogerlo desprevenido, ha cometido un error: no es que la historia de Shosanna (fabulosa Mélanie Laurent) no sea interesante, que lo es; simplemente, el fan tarantiniano quería ver a los bastardos en acción.

No quiero decir con eso que "Malditos Bastardos" sea una mala película; de hecho, es una película notable, aunque con condiciones. El fan tarantiniano sonríe, no ha perdido la esperanza: a él, al incondicional de Tarantino (servidora incluída), le va a encantar, pues destila lo mejor -y también lo peor, cierto- del director de "Pulp Fiction": diálogos rápidos, llenos de ingenio y una grandilocuencia totalmente consciente, larguííísimos (está claro que a Tarantino le encanta escucharse); personajes a los que una no puede evitar adorar a pesar de rayar en la más absoluta amoralidad (Aldo Raine, qué tío); y su particularísima visión del mundo en general, y de la violencia en particular, que tantos problemas le ha traído con cierto secctor conservador y moralista del personal. Otra cosa serán aquellos a los que el trabajo de Tarantino no gusta, o les deja indiferentes; también los talibanes de la Historia (bueno, vale, reconozco que yo puedo llegar a serlo a veces, pero aquí he hecho una obvia excepción). A ellos no les va a gustar "Malditos Bastardos"; de hecho, habrá algunos que la odien. Ellos se lo pierden.

Técnicamente, es la película más complicada que ha hecho Tarantino, por la dificultad que conlleva recrear visualmente los años ’40 con la minuciosidad maníaca del director de Tennessee: los decorados (con mención aparte para ese impresionante cine parisino que es el sueño de cualquier cinéfilo de pro), el vestuario, la fotografía… todo lo tiene "Malditos Bastardos", tanto, que algunos directores que se las dan de "hacer arte" (ya sabéis, Tarantino es un vulgar que hace películas para la plebe) no han conseguido hacer lucir así "sus" películas sobre la Segunda Guerra Mundial. Cosa aparte es la música; qué bueno es el cabrito de Tarantino eligiendo las músicas de sus películas. Se quedó con las ganas de que Ennio Morricone le compusiera el score, sí, pero eso no le ha impedido fusilar varias obras del compositor italiano, sobre todo aquellas más western (que acompañan indefectiblemente a los bastardos). Al mismo tiempo, la banda sonora incluye piezas de Lalo Schifrin (para los profanos, el compositor de la célebre melodía de "Misión Imposible", entre otras), The Arrows y, por encima de todo, la fabulosa "Cat People (Putting Out Fire)", tema principal de "El Beso de la Pantera" a cargo de David Bowie, que acompaña a Shosanna mientras ultima los detalles de su venganza. Una escena simplemente sensacional y, como siempre con Tarantino, una maravilla de banda sonora.

Los actores, en general, están fantásticos. Se les nota que se lo están pasando de miedo. Brad Pitt está increíblemente coñón, se le ve lo bien que se lo está pasando dando vida a Aldo Raine a kilómetros de distancia; debería aparecer más en pantalla, porque cada vez que lo hace la película respira: es duro sin dejar de ser cómico, es el héroe paleto frente al malvado sofisticado. Eli Roth debería dejar de dirigir películas de vomitona y dedicarse a actuar: menuda presencia física la suya, no le puedes quitar la vista de encima en cuanto aparece. Frente a una estrella como Pitt, el director de "Hostel" no sólo mantiene el tipo sin despeinarse, sino que es capaz de tener una de las mejores escenas de toda la película, como ya hemos dicho antes. Til Schweiger (serio, hierático, frío; prefiero al Schweiger cómico de "Un conejo sin orejas") y Daniel Brühl (menuda fiera el tío, habla cinco idiomas a la perfección y sin sombra de acento; qué envidia) merecían más minutos en pantalla. Y Christoph Waltz… menuda joya ha descubierto Tarantino. El tío provoca escalofríos desde el primer momento en que aparece, dando caza al grupo de judíos entre los que está Shosanna, llena la pantalla con su apostura y su aire malvado, ladino y cruel. Sólo por esa escena ya merece una nominación al Oscar. Desde ya una campaña pro-Oscar a Christoph Waltz.

De las dos mujeres de la historia, sólo una, Shosanna, está a la altura de los grandes personajes femeninos de Tarantino. Siendo como es la teórica protagonista, Tarantino le otorga tiempo suficiente para que Mélanie Laurent se luzca con un personaje que, en el fondo, no se aleja tanto de Beatrix La Novia Kiddo: busca venganza, una venganza sangrienta y cruel, contra quienes fueron crueles con ella y los suyos. Y se valdrá de todos los medios a su alcance para conseguirlo, aunque para ello tenga que dinamitar toda su existencia. El otro personaje, la actriz-espía Bridget von Hammersmark, está ahí sólo para que Diane Kruger luzca palmito (a pesar de que la concepción del personaje era bastante interesante a priori). Una lástima.

En resumen: "Malditos Bastardos" no es la película que debería ser, a ojos del fan tarantiniano. A pesar de ello, es una muy buena película, que se disfruta viéndola sin prejuicios estilísticos, históricos o de ningún otro calado. Para disfrutar a lo grande, habrá que esperar a ver si nos dan alguna sorpresita en el DVD. El fan tarantiniano sale complacido de la sala, aunque sabe que tendrá que esperar. Que San Tarantino nos escuche.

Lo mejor: Christoph Waltz (aunque siempre me preguntaré cómo lo habría hecho DiCaprio). Y la entrada en escena de Donnie Donowitz
Lo peor: Que los bastardos salgan tan poco
publicado por Judith Romero Ruiz el 15 septiembre, 2009

Enviar comentario

muchocine 2005-2019 es una comunidad cinéfila perpetrada por Victor Trujillo y una larga lista de colaboradores y amantes del cine.