Scoop
Woody Allen es muy productivo, lleva 37 películas en su larga carrera. La mayoría como director, escritor y actor. Su hiper-creatividad revela su genio y su disciplina, pero los resultados son desiguales. El año pasado Match Point fue una cumbre de su maestría para hacer cine con un resonante mensaje filosófico. Scoop en cambió, es una comedia entretenida que no trasciende. Aunque lo divertido no debería tener que disculparse por nada. Ya que ofrece más que otras películas por aquí, dice más y hace reír.A una estudiante de periodismo americana en vacaciones en Londres, se le aparece un periodista desde el mundo de los muertos mientras está en una caja “desmoleculizadora” para desaparecer como parte de un espectáculo de magia. La voluntaria del público acaba involucrando al mago en su investigación y enamorándose del objeto de ésta.
Nació Hebreo pero se convirtió al narcisismo. Las mejores películas recientes de Allen son aquellas en las que no aparece él como actor y mejor aún si no tiene un actor joven imitando su personaje. Así fue en Match Point y en Acuerdos y Desacuerdos. Pero Aquí ocurren ambas cosas.
El problema es que su personaje alter-ego ya es demasiado viejo para ser seductor. Es un alivio que en Scoop no intenta serlo y acompaña a Scarlet Johansson pretendiendo ser su padre y sacándola de quicio. Pero en esta versión el personaje es muy irónico de su personalidad pública: un mago desilusionado que se vende como “Splendini” y repite sus chistes malos sin mucho convencimiento. Se ataca a si mismo sin compasión en un personaje al que la estrechez de miras y capacidad de adaptación acaban por destruir. Sin compasión este personaje funciona, además de ser cómico y hasta parece menos viejo que las últimas veces. Se necesita un inmenso valor para burlarse de uno mismo y de la percepción que tienen los otros de ti, pero ahí es donde está la buena comedia. La que hace reír mientras destripa.
Pero no por aparecer él en la película deja por fuera al actor joven en papel imitador. Esta vez le toca a Johansson. En Todo lo demás lo hizo Jason Briggs. En Melinda y Melinda, Will Ferrel. Ambos terminan por parecer caricaturas lo que desdibuja a sus personajes. La interpretación de Scarlet Johansson es peor, pues termina fragmentándose y hasta des-moleculizandose, quizás. Es decir desaparece, no tiene sustancia y si no fuera tan guapa quizás sería mejor si desapareciera de verdad.
Todavía tiene trucos bajo la manga. La magia es el arte de que trucos complicados parezcan sencillos. Esconder lo que los hace funcionar, la idea es que parezca fácil. El cariño que le tiene Allen a la magia se ve en muchas de sus películas, por ejemplo Sombras y Niebla. Aquí también se nota que empezó su carrera escribiendo chistes y gags, pues no faltan en ningún momento.
Además su interés por la narrativa de misterio. De hecho Annie Hall en un principio iba a tener una trama de misterio, pero se quedo en comedia romántica y en una de sus mejores películas. Aquella trama descartada es la que supuestamente utilizo más tarde en Misterioso Asesinato en Manhattan. Por lo menos eso dice la leyenda. Lo que es claro es que los caminos de la creatividad son tortuosos. La comedia, como la magia, generalmente también esconde una mirada sobre mundo y la sociedad, se pueden decir muchas cosas sin temor a que nadie las tome demasiado en serio.
Otra cosa maravillosa de esta película es el uso de la fantasía clásica, por llamar de alguna forma el echo que de que aparece la barca dantesca que lleva al mundo de los muertos. Lo que también Allen supo utilizar antes en Poderosa Afrodita con un coro griego con contestador automático.
En fin, está película es muy recomendable, si te gusta reír y las comedias románticas misteriosas. Si aprecias el cine y el humor de Woody Allen, por decir una obviedad. La fotografía de esta película es maravillosa y Hugh Jackman está buenísimo; por decir otras.