Ratatouille
Ratatouille es un animoso juego sensorial. Pixar juega con la comida mezclando efectos muy realistas que llegan a verse orgánicos. La comida se ve lo suficiente sabrosa para dar hambre dentro del mundo del film que es completamente caricaturesco de ratas parlanchinas y alguna ilustración vuelta fantasma.Lo que mejor se juega esta película son sus momentos silencios, de comedia bien aprovechada. Pero aún así me temo que es la pelí de Pixar de más sermones y moralejas articuladas. No se compara con las astucia que usa Buscando a Nemo para contar la historia y presentar sus personajes. Alfredo Lingüini es un joven muy torpe aspirante a recogedor de basura en la cocina hasta que se cruza con Remy la rata superdotada de buen gusto. Los dones de buen olfato de Remy lo convierten en un chef exitoso de la noche a la mañana y, aún siendo común en el cine, deja al personaje principal bastante plano.
El único personaje que tiene un profundo momento de cambio es el crítico culinario Anton Ego. Lejos mi personaje favorito en su oscuridad estilizada con inmensas ojeras y dedos superlargos. Que viene a revelarnos sobre los críticos no más de aquello que siempre se ha sospechado: que el goce por señalar lo malo no quita el gusto por lo bueno.
Así mismo a esta película puede perdonársele sus faltas ya que tiene muchas cosas exquisitas y al menos. Es para niños, lo que ya no es siempre el caso en películas animadas. Y definitivamente es de buen gusto.