Una notable pieza que parte de algunos elementos propios del humor británico, para ir mucho más allá de él, y junto a la curiosa amalgama de géneros, termina por definir una sorprendente y muy original propuesta.

★★★★☆ Muy Buena

Escondidos en Brujas

El reconocido y provocador autor teatral británico Martin McDonagh hace su debut en el largometraje como guionista y director de esta pieza, en la que aborda la espera de dos asesinos a sueldo como disparador de una historia que mezcla comedia, thriller y drama en partes iguales. Los dos asesinos, Ray y Ken (Colin Farrell y Brendan Gleeson) llegan a la antigua ciudad de Brujas, por pedido de su jefe, y quedan a la espera de nuevas instrucciones. La ambigua visión que despierta esta ciudad (tan hermosa como aburrida, según palabras del director), se traduce en las dos miradas opuestas sobre la ciudad y la espera. Mientras Ken se dedica a observar la arquitectura de la ciudad, Ray se pregunta por el cielo, el infierno o el purgatorio, y comienza a preguntarse si esa ciudad no será alguno de esos dos últimos destinos para su vida. Ray se fascina por un rodaje en el que participan enanos, y queda perdidamente enamorado de una chica de la ciudad que trabaja en la producción. Este parece ser el único escape que encuentra a un “percance laboral” que lo persigue y se ha vuelto un estigma en su vida. Los diálogos y las situaciones cómicas comienzan a sucederse unos tras otros, hasta que el llamado que ambos asesinos esperan se concreta, y la película pasa a adquirir un fuerte peso dramático conforme crece el suspenso. El humor inteligente de McDonagh, que tiende a inclinarse a la comedia negra (con un desenlace brillante, tan hilarante como terrible) combina a la perfección con el suspenso que finalmente invade la trama. La elección del elenco no podría haber sido mejor, tanto Farrell, como Gleeson y Ralph Fiennes (quien encarna a Harry, el jefe de ambos), saben interpretar con habilidad un texto que se acomoda perfectamente en cuanto género aborda. Farrell, a quien le sienta bien el rol de desesperado (rol que lo llevaba a la sobreactuación insoportable en Cassandra’s Dream), consigue desarrollar un papel que logra por momentos contener y por momentos justificar los habituales desbordes del irlandés. Ralph Fiennes compone a un gángster tan desquiciado y cínico, como dueño de una extraña nobleza, y convence en los diferentes aspectos que guarda este complejo personaje. Quizás el mayor mérito se lo lleve McDonagh, que en su debut en la gran pantalla, construye una notable pieza que parte de algunos elementos propios del humor británico, para ir mucho más allá de él, y junto a la curiosa amalgama de géneros, termina por definir una sorprendente y muy original propuesta que, así como convierte a la “hermosa y aburrida” ciudad de Brujas en un espacio maravilloso para el crimen, de la misma manera trastoca con humor y acción el habitual aburrimiento que genera la espera.
publicado por Leo A.Senderovsky el 21 agosto, 2008

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