Un film más que pasable, con una última hora absolutamente entretenida, con sus virtudes y defectos (yo creo que por igual), y que tampoco creo que sea recordada.

★★★☆☆ Buena

Déjà Vu

Desde luego, cada vez se están luciendo más con la traducción de títulos (o subtítulos) en los últimos estrenos cinematográficos de España. Sú último “logro” es Déjà Vu (cambiando el pasado). Ya sé que puedo parecer muy exigente, pero es que este subtítulo sobra. “Déjà vu” quiere decir “ya visto” y no “cambiando el pasado”. Aunque vayamos al grano.

La nueva película del hermano del prodigioso (en ocasiones) Ridley, Tony Scott, ha vuelto a lo suyo: ritmo frenético con una fotografía espeluznante, pero sin embargo, con un guión sencillito y con varios engaños (respecto al público). No es que Déjà Vu sea una película poco creíble, sino que es directamente una película cien por cien increíble. Aunque es verdad que el director tampoco pretende que nos la creamos. Vale, queda claro que esa sensación ya vista o vivida es un efecto mental, pero por Dios, lo del programa a lo Minority Report (pero visionando el pasado) no es ningún truco de la mente, es simplemente una chorrada. Así que podríamos decir que Déjà Vu presenta una mezcla de géneros, para mi gusto, demasiado abusiva: ciencia ficción, thriller, acción, aventura, drama y romance (estos dos últimos bastante alejados de lo que se podía esperar del director de El fuego de la venganza). Pero bueno, por otra parte se le agradece a Scott el equilibrio entre todos ellos, por mucho que algunos me parezcan inadecuados.

Desde luego, si le hubiera de encontrar defectos a la película le encontraría, y varios. Empecemos por ese programa tan estimulante para los protagonistas, que les permite viajar en el pasado mediante una teoría (o paranoia) que se ha inventado un tales Terry Rossio y Bill Marsilii. Si uno pretende filmar una película con toques ficticios, que no abuse. Y eso parece que Tony Scott no lo ha entendido aún. Creo que ya es suficientemente buena la idea de tratar esa sensación tan estimulante del déjà vu como para luego añadir un programa inventado que te permita viajar en el tiempo de una forma realmente nada creíble. Así que buena parte del film (en concreto, la primera hora) se basa en esta tontería sin sentido que te lía y hace que el film tenga una calidad bastante inferior a la que hubiera tenido si se hubiera evitado.

Otro defecto es el del falso dramatismo, sí. En El fuego de la venganza había dosis a raudales de drama puro y duro, que resultaban medianamente creíbles. Aquí, en Déjà Vu, resultan totalmente ajenas a nuestros sentimientos. Me explicaré: el film no te sabe transmitir esa sensación de desesperación del protagonista y mucho menos la de la víctima (una insuficiente, en términos artísticos, Paula Patton). Así que los principales defectos de esta película se basan en los abusos de géneros o términos que en una cinta de este tipo, más vale evitarlos, bien sea porque resulte más creíble y entenedora, y por lo tanto, más amena, o por el simple hecho de que sobran.

Pero también hay que felicitar al hermano de Ridley por saber transmitirnos la sensación de déjà vu excelentemente y proporcionarnos una cinta entretenídisima (sobretodo en la última hora). Esta última parte se basa en el desencadenamiento de la trama, de una forma tan poco creíble que, en esta ocasión, te hace, por lo menos, entrar en el juego. No destriparé más la trama porque sino acabaré por explicaros ese interesante final… Y otro aspecto bueno del film es la, siempre agradable de ver, actuación de Denzel Washington (auténtico colaborador del director). No es que tenga una interpretación brillante, ya que su papel tampoco es que lo sea mucho, pero da gusto verlo hacer esas bromillas de siempre y proporcionar a su Doug Carlin un poco más de humanismo.

La resta del reparto está sencillamente correcta, aunque la semi-protagonista, Paula Patton, está realmente mal. No sabe llorar, no sabe proporcionar credibilidad… En fin, que hubiera mejorado mucho con la magnífica Ashley Judd.

Un film más que pasable, con una última hora absolutamente entretenida, con sus virtudes y defectos (yo creo que por igual), y que tampoco creo que sea recordada, al menos que la volvamos a sentir

La frase “Atentos, estáis a punto de presenciar un asesinato”.
Lo mejor: La puesta en escena de Scott y la actuación de Denzel Washington, como siempre.
Lo peor: Ese programa que tanto recuerda al film de Spielberg (pero modificando el pasado), y por lo tanto, la primera -y aburridísima- hora.
publicado por Ramón Balcells el 18 diciembre, 2006

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