Quizás falte en este ambicioso proyecto algo más de emotividad, y le sobre algo de grandilocuencia, pero está claro que consigue una vez más desprender un tono único de un cineasta irrepetible.

★★★☆☆ Buena

J. edgar

Aunque J. Edgar no se encuentra entre las mejores películas de Clint Eastwood de los últimos años, el sello del director está ahí, inconfundiblemente. Y eso, en los tiempos que corren, es ya de por sí un punto a su favor. Lógicamente, se podría esperar más del cineasta de incontestables obras maestras contemporáneas como Million Dollar Baby, Mystic River o Cartas desde Iwo Jima, pero también hay que tener en cuenta sus últimas producciones no han llegado a tal nivel.

Su reciente interés por las grandes historias de tono intimista también se ve reflejado en este caso: el biopic del eterno y polémico director del FBI muestra, a partes iguales, su cara pública como privada. Ambas, sin duda, llenas de contradicciones; y, por lo tanto, potencialmente interesantes. Dustin Lance Black elabora un guión sofisticado y lleno de elipsis temporales, mareante y algo estancado en ocasiones, pero que abarca de forma notable ese necesario y particular intimismo que toda película de Eastwood requiere. Sin embargo, el espectador puede que acabe únicamente interesado por esa caótica, reprimida y ambigua vida personal más que por la reconstrucción histórica de las discutidas hazañas del protagonista como hombre todo poderoso del país.

Aunque seguramente sea en el punto de vista de esa revisión histórica al pasado –contada en voz off por el propio Edgar- donde el cineasta encuentre su mayor logro: una atractiva e inusual reflexión sobre la ambigüedad y credibilidad de los relatos históricos, y a la vez sobre la ambiciosa y reprimida personalidad del personaje, en un diálogo final que, a mi parecer, se trata de la mejor y más emotiva escena del film.

Eastwood nos vuelve a ofrecer, bajo un tempo algo más rápido de lo habitual y una potente e inconfundible puesta en escena, una historia de un hombre lleno de sombras, debilidades y poder, espectacularmente caracterizado por Leonardo DiCaprio, en un papel introspectivo y realmente meritorio. Quizás falte en este ambicioso proyecto algo más de emotividad, y le sobre algo de grandilocuencia, pero está claro que consigue una vez más desprender un tono único de un cineasta irrepetible.   

Lo mejor: Leonardo DiCaprio y el sello Eastwood.
Lo peor: Un guión demasiado mareante.
publicado por Ramón Balcells el 23 enero, 2012

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