El grito 2
Los estadounidenses, conscientes de lo cansino que llega a ser su típico cine de terror adolescente, se propusieron encontrar en otras partes del mundo nuevas formas, nuevas ideas, nuevos conceptos que incorporar a su desgastada maquinaria. Al fin dieron con lo que buscaban, y lo hicieron al otro lado del Océano Pacífico. El cine de terror japonés se convirtió en la nueva moda de los grandes estudios. Las primeras adaptaciones que se hacían de películas de éxito en el país nipón resultaron bastante fidedignas, y alcanzaron un éxito notable (recordemos, por ejemplo, La Señal). Más adelante, y con esa incontinencia nacionalista que caracteriza a la primera potencia mundial, fueron, progresivamente, americanizando los guiones, las tramas, los tempos y si se descuida, al mismísimo Takashi Shimizu, director y realizador de las versiones originales y máximo responsable de las rodadas para occidente.Al final, el resultado es que han conseguido que las nuevas versiones de películas japonesas no difieran excesivamente de los productos genuinamente americanos, y que se haya perdido en gran medida la frescura, la capacidad de sorprender y de impactar, y sobre todo, la ambientación característica y propia del gigante asiático. Es por eso que el Grito 2 es una pésima película, en la que la fotografía es mediocre, las interpretaciones, salvando a Sarah Michelle Gellar, pobres, y los efectos especiales repetitivos. A todo este cúmulo de despropósitos se une una banda sonora casi inexistente y que cuando aparece lo hace únicamente para avisarte de que algo va a ocurrir en los próximos segundos, privando así al espectador de los pocos sobresaltos que per se podría provocar este nuevo despropósito de la industria hollywoodiense. Aburre.
Lo mejor: Sarah Michelle Gellar.
Lo peor: Es absurdo recurrir al cine japonés en busca de un cambio de aires para acabar adoleciendo de las mismos defectos que te llevaron a ello.