Gente de mala calidad
Hay que reconocer que hace falta mucho valor, o una absoluta escasez de vergüenza, desfachatez y sentido del ridículo, para titular una película como la ha ttulado Juan Cavestany. Y más tratándose de una comedia, que siempre da pie a muchos más chascarrillos y bromas que un drama. En un aspecto, Cavestany puede sacar pecho con orgullo, y es que muy pocos films han conseguido reunir al Goya al Mejor Actor y a la Mejor Actriz seis meses escasos después de conocerse los premios.
Con un tono de tragicomedia costumbrista arranca Gente de Mala Calidad, el primer largometraje que dirige en solitario Juan Cavestany. Como el propio cineasta temía, esta cinta pasará a la historia con el sobrenombre de la “película de mala calidad”. Toda la película es una emocionada oda que pone los pelos como escarpias a la mala, e incluso a la pésima calidad. En su intento de forzar al guión y a los personajes al extremo para conseguir la comicidad, todo cae en el ridículo y el bochorno más absoluto. Cualquier espectador que posea una sana salud cinematográfica no puede sino sentir una profunda vergüenza ajena -además de sentirse completamente insultado- por lo que aparece en la pantalla. Un nuevo ejemplo de la situación que atraviesa la comedia en el cine español, que debido al éxito de las series televisivas nacionales, ha comenzado a importar los usos y maneras de la televisión, lo cual sólo consigue bajar aún más el listón de la comedia comercial -sí, se podía bajar aún más, sorpresas que nos depara la vida-. De los actores, sólo se logra salvar Francesc Garrido, el único que le pone algo de interés a su personaje, mientras que tanto Alberto San Juan como Maribel Verdú adoptan una actitud de total indiferencia y pasotismo.
Gente de Mala Calidad, como su título bien indidca, reúne a un interesante y variado grupo de personas de mala calidad -profesional-, encabezado por el inefable Juan Cavestany, al que secundan entusiastas buena parte del elenco, así como los productores.