Shutter island
Scorcese tocaba el cielo con infiltrados, por fin conseguía la preciada estatuilla negada inexplicablemente a lo largo de su ya experimentada carrera y convertía de paso a Dicaprio en un actor respetado muy lejos de su imagen de galán romántico explotada en Titanic o Romeo y Julieta. De nuevo repiten en un ejercicio alejado totalmente de aquella y por ende del cine de Scorcese.
Shutter island camina en la cuerda de Alfred Hitchcock con ciertas reminiscencias al resplandor con una mayor comercialidad del autor. Adocenado por la maquinaria Hollywoodiense del neoyorquino de Taxi Driver o Malas Calles sólo queda su nombre, por supuesto el oficio tras la cámara sigue intacto demostrable desde sus primeras escenas.
Impresionantes planos aéreos de la isla donde se desarrolla la acción, sobresaliendo igualmente la partitura llena de tonos angustiosos, la genial fotografía que navega por los distintos sueños del personaje principal. Creando con sus contrastes infinidad de matices en el discurrir de pesadillas con momentos de memorable poesía. A todo ello un vestuario y decorados de gran estilo nos lleva a los cincuenta con elegancia. Kafkiana en un creciente descenso a los infiernos entre pasillos de locura, en ocasiones guarda no pocos contrastes con la terrorífica el resplandor. Por ello se critica el paso atrás del creador en un cine opuestamente diferente al de sus principios. Con menos mensaje o autoría podría ser su vuelta a parajes que ya investigara con el cabo del miedo aunque con menor riesgo en una puesta en escena más equilibrada hacia el gran público.
Puede ser cierto, la verdad es que virtudes no le faltan a pesar de cierta previsibilidad en su último tercio. Es cine elegante, bien interpretado con un magnifico Dicaprio y el siempre Eficiente Mark Ruffalo visto en Zodiac. Podemos discutir el paso a la industria del maestro, su talento no obstante sigue siendo alto y Shutter Island es una propuesta no perfecta aunque si estimulante.