Shrek Tercero es, quizás, la película más inteligente de las tres, pues no se complica la vida y pretende ser lo que es: una película de animación destinada a la familia para que se lo pase en grande durante una hora y media.

★★★☆☆ Buena

Shrek Tercero

Estamos en verano y nos llegan todas las superproducciones palomiteras del año. La gente no tiene ganas de ver documentales rusos ni dramas polacos. La gente tiene ganas de divertirse y, en cierta manera, lo entiendo. Pero lo que sucede es que de estas ganas de divertirse las productoras de dichas superproducciones aprovechan para sacar tajada. Serían ejemplos de este año Transformers, Harry Potter 5, Piratas del Caribe 3 o Shrek Tercero. Sin embargo, he de reconocer que algunas de ellas me apetecen verlas, más que nada porque son muy entretenidas y están muy bien hechas. Eso no quiere decir que acuda a ver maravillas como Historia de un crimen, de la cual os hablaré muy pronto. El caso se que la última de estas películas palomiteras es una auténtica delicia, ya que sigue la fantástica linea de sus las dos anteriores entregas.

A Shrek Tercero, así se llama y no Shrek 3, se la podría denominar como la joya del entretenimiento y la diversión. Y es que yo no iba con la intención de encontrarme una complicada trama muy bien pensada, pero sí con gags muy buenos y desternillantes, aunque no precisamente originales. Y eso me encontré. Esta es una película fresca, amena y divertidísima. Yo, al menos, no pido más. Por suerte no me encontré con un film aburrido, pedante y rebuscado. Es más, prefería ver una cosa nada complicada, pero sí muy entretnida, que ponerme a pensar cada chiste que soltaban. Aquí los chistes quizás no sean de lo más originales y rebuscados, pero yo llegué a llorar de risa (en especial con el mago Merlín, ¡que comía cosas ecológicas!). En Shrek y Shrek 2 las risas eran más contenidas, aunque eran, evidentemente, películas, no sólo divertidas, sino también buenísimas. Esta tercera quizás no tiene un guión tan bueno, pero os aseguro que si queréis pasároslo en grande, acudid a verla, no os defraudará. Mención especial, no sólo a Merlín, sino también al Gato con botas, que hace aquí, un papel realmente divertido y no tan cansino como en la segunda parte.

En esta tercera aventura hay tres historias paralelas: la de Shrek en busca de Arturo con sus dos colegas (Asno y el Gato); la de Fiona y las princesas (¿Disney?) esperando el regreso del ogro y luego, interrumpidas por la tercera historia, la del príncipe Encantador y sus amigos malignos que quieren apoderarse de Muy, muy Lejano. No esperéis más complicidad de la que hay. Sin embargo, dichas historias están perfectamente compinchadas y una vez colisionan, el caos y el divertimiento causan al espectador una sensación de satisfacción increíble. Aquí los problemas están bien resueltos, con un seguido de gags interminables y desternillantes por en medio, y una vez llega el final te quedas demasiado satisfecho del espectaculo que ha sido ver esta maravilla del entrenimiento y la diversión.

En Shrek Tercero aparecen nuevos y divertidísimos personajes: el primero a mencionar (por segunda vez, ya) es el mago Merlín, que ayuda a Shrek y sus amigos a resolver un pequeño problema que les hace llegar tarde para salvar a Fiona. Es curioso que me haya reído tanto con este carácter, pues nunca lo había hecho tanto desde la Dori de Buscando a Nemo. Os ruego que os fijéis en los dientes ensangrentados de Merlín, debido a comer piedras, o la secuencia en que pone una melodía medio dramática medio romántica para ayudar a Shrek a consolar a Arturo. El problema es que el despistado mago la pone a toda pastilla, por lo que no deja al ogro hablar con el otro. ¡Es genial!. Otra excelente incorporación es la de las princesas amigas de Fiona, todas ellas unas creídas y pijas rematadas. Con ellas me lo pasé en grande, viendo como se preparan para combatir contra el príncipe Encantador o cuando le regalan a Fiona los regalitos por su embarazo, donde Blancanieves se luce con una frase (¡y un regalo!) realmente deliciosos. Personalmente, el personaje de Arturo (el núcleo principal del viaje de Shrek y compañía) no me ha caído tan bien como los demás, pero reconozco que está bien realizado y no produce, en ningún momento, ningún tipo de grima ni es pedante en ninguna de sus escenas (bueno, quizás en la de la corona un poco…). Como es de suponer, los demás personajes siguen en su linea más cómica, o incluso resultan más divertidos y no tan pesados, como es el caso del Asno y el Gato con botas.

Otro de los puntos fuertes son los increíbles gráficos que presenta. Así como en las dos primeras la calidad de imagen era muy buena, aquí lo es todavía más, mucho más. Sólo empezar ya te quedas boquiabierto con la magnífica resolución que tienen las imágenes y las inmejorables expresiones que muestran. La puesta en escena también es genial, pero esta característica ya se podía apreciar en las demás entregas. La música, por descontado, no podía ser mala, así que han seguido en la misma linea, la de introducir canciones de artistas varios y además, una banda sonora realizada por el siempre correcto Harry Gregson-Williams.

No sé como a la mayoría de la gente esta película les ha parecido, o tremendamente cansina o bien innecesaria, pero yo encuentro que, dentro de lo que cabe, es un film entretenidísimo, muy divertido y nada pretencioso. Quizás no es de tan buena calidad cinematográfica como las dos anteriores entregas, pero Shrek sigue y seguirá siendo un mito en el cine de animación. Tiene la duración adecuada y los gags están introducidos de manera inteligente. Y es que Shrek Tercero es, quizás, la película más inteligente de las tres, pues no se complica la vida y pretende ser lo que es: una película de animación destinada a la familia para que se lo pase en grande durante una hora y media. No hay más. Tiene energía, tiene ritmo, tiene diversión y unos personajes encantadores. Y justamente, eso es lo que yo deseaba ver.
Lo mejor: Es muy divertida y, sobretodo, entretenida.
Lo peor: Quizás no tiene tanta sustancia como las dos anteriores, aunque no creo que esto sea necesario.
publicado por Ramón Balcells el 23 junio, 2007

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