El castillo ambulante
Sophie es una jovencita insegura que trabaja hasta bien tarde en la sombrerería de su difunto padre. Un buen día yendo a visitar a un familiar un apuesto joven la salva del acoso de unos soldados, no obstante dicho joven resulta ser un mago al cual persiguen unas horribles criaturas comandadas por la Bruja del Páramo. Dicha bruja no ve con buenos ojos el trato que le ha dado el mago a Sophie, por lo que le echa a ésta una terrible maldición que la obligará a internarse en los páramos para así buscar el modo de romperla.
Basada en la obra de Diane Wynne Jones (que en España ha editado Berenice), en un principio iba a ser dirigida por Mamoru Hosoda el cual ha realizado entre otras obras una película de Digimon y el exitoso largometraje animado The Girl Who Leapt Through Time, pero debido a discrepancias con el estudio acabó haciéndose cargo Hayao Miyazaki el cual, como nos tiene acostumbrados, firma un trabajo más que excelente.
El Castillo Ambulante es uno de los films de Miyazaki que más gana con los revisionados. La primera vez que lo vi me gustó, no obstante me quedó un regusto un tanto amargo, ya que esperaba que me asombrara tanto como lo hizo El Viaje de Chihiro; no obstante cuando más tarde la he vuelto a ver en varias ocasiones me he quedado absolutamente embelesado, me ha atrapado la historia, los personajes que pululan por ella, la increíble belleza de las imágenes, he visto más allá de lo que había visto la primera vez, comprendido todo (o casi) lo que no había entendido, o sea, he acabado encantado. Y es que pocos cineastas pueden sacar tanto provecho de una historia y de unos personajes como lo hace Hayao Miyazaki, no hay personajes maniqueos en sus filmes, todos tienen sus motivaciones, sus razones para realizar las acciones que realizan, ninguno es absolutamente malvado ni totalmente bueno, y por lo tanto la profundidad de los mismos dista mucho de la mayoría de los que se puedan ver en el cine de animación, y también en el cine de imagen real.
Técnicamente posiblemente estemos ante el filme más logrado de Miyazaki. La animación es perfecta, hay muchos planos en los que hay una cantidad enorme de personajes moviéndose en pantalla (los desfiles militares, las ajetreadas calles, el vuelo de Howl y Sophie sobre una plaza repleta de gente…). El diseño del castillo es simplemente genial, muy original, repleto de detalles, no es lo que sin duda uno se imaginaría al pensar en un castillo, así como su interior, mención especial a la habitación de Howl, repleta de objetos, joyas, juguetes, peluches, trastos de todo tipo agolpados en abigarradas marañas de desorden; desorden que nos aporta mucho sobre cómo es el mago, un tipo inmaduro e infantil, egoísta, pero que va cambiando a medida que un fuerte sentimiento crece en su interior (al igual que también evolucionan el resto de los personajes principales, como Sophie y la Bruja del Páramo). Cálcifer, el demonio del fuego, es sin duda el personaje más simpático, el que logra más sonrisas, y sin embargo también tiene su punto oscuro.
La banda sonora la vuelve a firmar Joe Hisaishi, y de nuevo ha compuesto una joya que potencia las imágenes, que transmite los sentimientos de los personajes, que logra erizar el vello al espectador. Simplemente sublime.
En definitiva, animación de alta calidad, un claro mensaje antibelicista (algunas de las escenas bélicas son realmente oscuras y asombrosas), personajes con multitud de matices, una banda sonora de ensueño y mucha imaginación hacen de El Castillo Ambulante otra joya de Hayao Miyazaki y del Studio Ghibli. Muy recomendable.