Entretenido y ligero film. Bien confeccionado, pero poco original y del que se puede disfrutar sin tiempo para el aburrimiento.

★★★☆☆ Buena

Disturbia

El cine del orondo genio adelantado a su tiempo, Alfred Hitchcock, siempre ha sido una referencia inevitable para gran parte del cine de suspense, desde que él mismo crease el género como tal. Desde el descaro de Brian de Palma en sus argumentos y sus imitaciones visuales, hasta ese divertido batiburrillo de momentos puramente hitchcockianos que era “Lo que la verdad esconde” de Robert Zemeckis, la cual recurría, entre otras, a ideas y secuencias de la “La ventana indiscreta”.

Recluido en su habitación, con una pierna escayolada y de profesión fotógrafo, James Stewart era el mirón Hitchcockiano de aquel modélico film del 54, todo un estudio sobre la curiosidad ajena del ser humano, sobre el mirar sin ser visto como deseo.

Precisamente ahora, ese mismo film, “La ventana indiscreta” aporta una buena parte de su material original a ese remake encubierto y no confeso que es “Disturbia”, protagonizado por la nueva figura joven del cine americano, Shia LeBoeuf en el papel de James Stewart.

“Disturbia”, lejos de convertirse en una remozada y educada revisión del clásico de Hitchcock, es una resultona y bastante práctica película dirigida a un público adolescente, que probablemente no conozca el film sobre el que “Disturbia” elabora su argumento, del mismo modo que no pasará de ser una entretenida pero totalmente previsible película para el espectador más preparado, ya no solo por conocer la cinta de Hitchcock sino también porque “Disturbia” recorre terrenos manidos por el género de suspense y el cine teenager, que este ya se sabrá al dedillo.

Hay cierto regusto ochentero en “Disturbia”, ejemplificado en la figura de LeBoeuf, una estrella incipiente sobre la que construir el típico personaje de adolescente con hormonas revolucionadas que se ve envuelto en aventuras inesperadas con chica atractiva de por medio, como ya se vio en “Transformers” y como vuelve a ocurrir ahora.

En su primer tramo de metraje, “Disturbia” rememora aquel cine familiar de los 80 y puede recordar más a la reciente “Monster House” (otro revival ochentero) que a “La ventana indiscreta”. Es más, existe una diferencia muy grande entre la cinta de Hitchcock y la de D.J, Caruso, que demuestra las intenciones de ambas películas.

“La ventana indiscreta” era el análisis particular de Hitchcock a una de las muchas obsesiones que le rodeaban, el voyeurismo, y los hechos en aquella, surgían a consecuencia de una necesidad física y/o sexual. El personaje de James Stewart mantenía una relación con Grace Kelly, pero no parecía demasiado satisfecho. Hitchcock, inteligentísimo como nadie, nos enseñaba una pequeña discusión de esta pareja, tras la que Stewart buscaría a través de sus prismáticos y las ventanas de sus vecinos, un medio de evasión, pero también de sustitución hacía su, a priori, deteriorada, relación de pareja. Stewart buscaba las miserias ajenas, que no le hiciesen sentir a él tan miserable, la belleza de un cuerpo femenino, ante la imposibilidad de poder tener el de su novia (Grace Kelly), o la pasión de esos novios primerizos que él hace tiempo que había perdido. Y todo, lo encontraba en las vidas de sus vecinos de enfrente.

En “Disturbia” nada de eso ocurre. Shia LeBouef es un espejo del joven actual, lleno de medios de diversión de última generación y encantado de tener una vecina recién llegada al vecindario que se muestra atractiva ante sus ojos. Rebelde y con un detector GPS que le impide salir de su hogar, LeBouef mira a sus vecinos como actividad secundaria y supletoria del castigo que se le ha impuesto (su madre, la actriz Carrie Anne Moss, le impide jugar en red a la consola y ver canales de pago) y como consecuencia de esa nueva vecinita de buen ver.

Es esta diferencia la que la aleja del film de Hitchcock, pero la acerca al nuevo público. Una maniobra que adapta con pericia a nuestros tiempos lo argumental de “La ventana indiscreta” con el cine de suspense actual y la comedia familiar y juvenil de los ochenta y que es la clave de que “Disturbia” haya sido todo un éxito de taquilla en EEUU, y uno de los “sleepers” del año.

Personajes, momentos y elementos de “La ventana indiscreta” se repiten con gran parecido en “Disturbia”, los cuales, no serán suficientes para que el director D.J. Caruso, sepa crear buenas dosis de suspense. Por eso a “Disturbia” no le basta con encontrar de rebote a un asesino en la casa de enfrente (buena labor del actor David Morse), sino que necesitará salir de esa reclusión hogareña a la que está atado LeBouf para adentrarse en lugares comunes del género de terror (sótanos lúgubres, serial killers, etc) que acaben siendo tensos para el espectador.

Con todo, “Disturbia” es un entretenido y ligero film. Bien confeccionado, pero poco original y del que se puede disfrutar sin tiempo para el aburrimiento, donde además, se confirma el talento de Shia LeBouf, el cual oposita para actor importante en un futuro no muy lejano, así como también ofrece una nueva joven actriz a seguir la pista, Sarah Roemer.

publicado por Robgordon el 25 septiembre, 2007

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