Memorias de una Geisha
Un par de secuencias magistrales, una factura técnica excelente y unas actrices en su sitio, no salvan a una película del suspenso.La adaptación cinematográfica del best-seller ‘Memorias de una geisha’ es víctima de una dirección mediocre y de un guión con más agujeros que un queso de Gruyère. Su excesivo metraje y sus pretensiones de gran película hacen que la proyección se haga lenta y pesada, sobretodo en gran parte del comienzo y a partir de la mitad.
Rob Marshall deja en evidencia que la excelente ‘Chicago’ le salió de chiripa, fruto de su notable talento con lo musical, algo que demuestra perfectamente en dos o tres escenas de la cinta que ocupa ésta crítica.
Suspiro al pensar lo que podría haber hecho Steven Spielberg si en vez de producir hubiese dirigido (que estuvo a punto) esta adaptación literaria de la novela de Arthur Golden. E incluso si hubiesen dejado el proyecto en manos de un director japonés y reparto japoneses.
Eeeen fin, una lástima…
Lo mejor: Michelle Yeoh, la factura técnica, la transformación de Sayuri en geisha y un número musical que protagoniza ésta en un teatro.
Lo peor: La dirección, el guión (pasajes interminables), esa horrible combinación de castellano-japonés del doblaje patrio, y un Ken Watanabe con cara de palo. Le perjudica muchísimo sus pretensiones de película oscarizable.