La despedida de las hermanas llega al fondo del vaso ¿como se le dice adiós a un condenado a muerte?
La película comienza con la detención de Salvador Puig. En un forcejeo dispara contra un policía y lo mata; él recibe más de siete tiros, uno de ellos en la cara. Su abogado le visita en la carcel y escucha la historia de su vida. En realidad nos la cuenta a nosotros, los espectadores. Su lucha contra el franquismo, la banda de anarquistas que utilizan Francia como refugio, el modo en que van elevando el grado de violencia, todo está narrado con imágenes imprecisas que quieren parecer sacadas de un informativo de la época. Sólo dos detalles me parecen mejorables, en vez de contar la historia a un abogado, que debía saberla, podría habersela contado al carcelero algo paleto que interpreta Sbaraglia. En vez del presente ¿porque no lo cuenta en pasado?
Después de este recorrido por la Cataluña rebelde de los setenta la película llega a una intensidad dramática desmesurada para contarnos los últimos meses de vida del condenado. El asesinato de Carrero Blanco, lo sabe, significa el suyo. La lucha contra el tiempo; el dictador y la junta militar invisible como una mano negra; la familia, el padre, el carcelero. La despedida de las hermanas llega al fondo del vaso ¿como se le dice adiós a un condenado? El director no necesitó subir el volumen para conseguir impactar tan vivamente, la mera imagen de los hechos resulta desquiciante. El cine se llena de sentido en documentos como este (o como “United 93”), cuando desglosa minuto a minuto el modo en que se construye un hecho histórico, uno de esos momentos que cambian nuestra forma de ver las cosas.