Demasiadas pretensiones visuales para disfrazar una escasa labor de documentación y, señores, en este caso el género que se nos presenta sí que es una biografía.

★★☆☆☆ Mediocre

Klimt

Recuerdo las críticas que, hace unos meses, recibió la película “Los fantasmas de Goya”; la mayoría no fueron muy buenas y casi todas estaban basadas en un falso concepto segun el cual la obra intentaba ser una biografía del excelente pintor y, claro, desde ese punto de vista resultaba pobre e, incluso, incorrecta. En su momento, ya dije que el largometraje no era, bajo ningún concepto, una biografía, sino que, basándose en la filosofía y vida del pintor, Milos Forman, fue capaz de introducir a un personaje histórico en una trama imaginaria (algo que no es tan sencillo como parece). Dicho esto, todos os preguntaréis, ¿y a cuento de qué viene ésto ahora? Pues muy simple, esos mismos críticos que maldijeron tanto la dirección del señor Forman, hablaban maravillas a la salida del pase de prensa de “Klimt”, una biografía bastante caótica sobre uno de los pintores más destacados del siglo XIX.

Pues bien, mi primera recomendación es que si usted no conoce la obra y vida del pintor, tiene dos opciones: o bien se documenta sobre la vida de Klimt o bien no vaya usted a ver la película. Le aviso, si entra a verla sin conocer datos sobre el artista, saldrá con las mismas nociones, bueno, no, exagero… Usted sabra algo más: pintaba señoras desnudas, tuvo una gran amiga con derecho a roce, su arte no gustó a algunos de sus contemporáneos y la sífilis dañó gravemente su sistema nervioso. Además de este contenido, usted podrá apreciar un trabajo artístico impresionante. Tanto la fotografía como los colores están sumamente cuidados para introducirnos en la simbología de Gustav Klimt pero, por lo demás, la película tiene más errores que aciertos:

Cierto es que este pintor fue conocido por su amor hacia el cuerpo femenino y que existen multitud de óleos y dibujos sobre la fisionomía de la mujer con todo lujo de detalles, pero, no es menos falso que no sólo seleccionó para ello a jóvenes delgadas sino que, también, nos mostró el cuerpo ajado de las ancianas o las redondeces de las embarazadas.

Es verdad que tuvo una gran amistad (quizás algo más) con Emile Louise Flogë y, por eso mismo, se dice que cuando el pintor murió de un ataque de apoplejía pidió que la trajeran a su lado, datos que al director no le ha interesado, para él Klimt murió diciendo “flores”.

Klimt tenía un gran cariño a su madre y tras su muerte, su paleta se convirtió más sobria y oscura, pues para Raoul Ruiz tampoco es importante, es más, lo único que deducimos de la película es que madre y hermana compartían enfermedad y alucinaciones.

Así podríamos seguir unas cuantas puntualizaciones más pero no pretendo aburrirles demasiado, así que, para resumir, demasiadas pretensiones visuales para disfrazar una escasa labor de documentación y, señores, en este caso el género que se nos presenta sí que es una biografía.
publicado por Elena Suárez el 28 enero, 2007

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