Lío embarazoso
Judd Apatow, escritor con amplia trayectoria en la comedia americana, había demostrado en su primera y exitosa película, Virgen a los 40, cómo los personajes más patéticos podían resultar los más tiernos. Este elemento, clave en gran parte de la comedia de sitcoms y de “Saturday night live” (cuna de los mejores comediantes americanos de los últimos treinta años), es la virtud principal de las películas de Apatow. El argumento es, a priori, poco original: Un hombre y una mujer de mundos e intereses distintos, se conocen, tienen sexo y ella queda embarazada. Sin embargo, lo que podría parecer un inicio convencional, es el disparador de una película con pocos elementos de comedia hilarante (los pocos elementos, que recaen sobre todo en los amigos de Ben y en alguna que otra situación secundaria, funcionan perfectamente, sin ser el plato principal de la película), y pocos de comedia romántica, aunque la pareja despareja lo amerita.
Es, sobre todo, una comedia con un guión sencillo, tierno y conmovedor, y personajes perfectamente delineados, sin cinismo alguno, aún a pesar de la poca corrección política de algunos. La pareja en cuestión intenta articular una relación a partir del embarazo, aprenden a conocerse y a tolerarse, y tanto los momentos y las reacciones más polémicas, sobre todo ante la noticia del embarazo, como las acciones que podrían suponerse propias de mentalidades conservadoras, conviven entre sí con total naturalidad, por las honestas contradicciones de los personajes, aportándoles a todos un carácter tridimensional, heredero de la ternura de los personajes de su película anterior. A esto se suma un elenco encabezado por dos buenos actores, Seth Rogen y Katherine Heigl, que exponen con claridad y talento las vueltas e indecisiones de los protagonistas ante un hecho que trastoca sus vidas. En síntesis, una comedia con pocos gags, y mucha humanidad, demasiada para el fácilmente digerible cine actual.