El laberinto del fauno
No se puede negar que a Guillermo del Toro le interesa la fantasía y la ciencia ficción. En todas sus películas (Blade II, El Espinazo del Diablo, Mimic, Hellboy,…) lo fantástico tiene un papel muy importante. La diferencia con respecto a otros creadores es la preocupación por establecer un nexo de unión con la realidad. En sus películas, Guillermo cuenta cosas que sabemos que no son ciertas, pero las cuenta de una forma que podrían ser ciertas. Esta magia es la que provoca el efecto deseado en el espectador, ya sea el miedo o la ilusión de que lo que ve en pantalla es algo que puede ocurrir.En El Laberinto del Fauno, el director mejicano toma la posguerra civil española como lienzo para pintar su fantasía, tal como ya hizo con la guerra civil en El Espinazo del Diablo. Pero si entonces era una historia de fantasmas, ahora tenemos un cuento que bien podría haber firmado el mismísimo Tim Burton. Ofelia y su madre embarazada llegan a un molino tomado por las tropas de franco, desde donde combaten a los maquis que escondidos en el monte aún ofrecen resistencia al ejército fascista. La razón de que una mujer a punto de dar a luz viaje a este lugar de pesadilla es que su marido, el capitán Vidal, es responsable de las tropas del molino y desea que su hijo nazca donde está su padre. Entre su escaso equipaje Ofelia trae unos cuentos atados con una correa de cuero. Pronto ella se convertirá en protagonista de un cuento de princesas y reinos encantados, de esos que empiezan con un “Érase una vez…”.
La principal virtud de El Laberinto del Fauno es mezclar con habilidad la crueldad que se vive en un escenario en el que hay dos bandos que se matan entre sí sin contemplaciones con la fantasía que vive Ofelia. En este caso da más miedo la parte real que la parte fantástica. Buena parte del mérito es de unos actores cuyo trabajo es sobresaliente. Desde la Mercedes interpretada por Maribel Verdú, continuamente en el filo de la navaja por ser asistente del capitán Vidal y colaboradora con los maquis al mismo tiempo, hasta el propio capitán Vidal, magistralmente interpretado por Sergi López. Esta claro que a este hombre se le dan bien los papeles de cabrón redomado y en esta ocasión lo borda. Más delgado de lo habitual, tiene un porte en pantalla con el que crea un personaje despiadado, pero sin caer en la caricatura del malo malísimo. El resto de los actores acompañan perfectamente y cada uno con su trabajo aporta peso a la trama, lo que deja entrever una magnífica labor de dirección.
Respecto a la parte fantástica de la trama,técnicamente es correcta, aunque algunos aspectos quizás sean mejorables. En cualquier caso, se trata de un cuento y el realismo es sacrificable para aportar aún más contraste. Curiosamente, esta parte de la película no debe llegar a la mitad del metraje, pero en los trailers parece que ocupase casi toda la cinta. Se nota que Guillermo del Toro ha bebido de fuentes tan dispares como los trabajos de Tim Burton, las pinturas negras de Goya o la Alicia en el País de las Maravillas de Carroll, pero creando un estilo propio en el que realidad y fantasía se mezclan con armonía.
En resumen, El Laberinto del Fauno es un cuento que transcurre en un sitio y un momento histórico en el que la cruda realidad dejaba poco espacio a la fantasía. Y, como en todo cuento, en este hay aventuras, momentos felices, momentos tristes y una heroína llamada Ofelia que comparte con el espectador la ilusión de que más allá de nuestros sentidos hay un mundo diferente, en el que los actos de las personas tienen su justo premio o castigo. Es tan sólo un cuento de hadas…
Lo mejor: La forma en se mezcla la trama real con la parte fantástica y que crea en el espectador la ilusión de que lo que ha visto es real. La interpretación de Sergi López, dando vida al capitán Vidal.
Lo peor: La forma en que están vendiendo la película, mostrando sólo la parte fantástica. Esto hace que en el cine a la gente que ha ido engañada le salgan sarpullidos al descubrir que están viendo una película con actores españoles y sobre la guerra civil.