La educación de las hadas
Muy a menudo suelo revisar una librería que hay cerca de Lavapiés, no sé, es un espacio pequeño, casi como si fuera la casa de un amigo, y alli, entre libros y buena música, no hace mucho me encontré con la novela de Ddier Van Cauwelaert “La educación de un hada”, de la que Jose Luis Cuerda ha realizado una adaptación, y en la que además Cuerda hace un cameo en una de las escenas.Una cinta, que es casi un cuento de hadas para adultos, donde Ricardo Darin hace un personaje que en cierta manera recuerda a Roberto Begnini en “La vida es bella”, intentando mostrarle al chaval que la vida no es tan fea como aparenta, endulzándola con Hadas, Gigantes y deseos…
Ultimamente se hace dificil ver películas donde salen niños, y es que, como dijo un director de cuyo nombre ahora mismo no me acuerdo, es complicado hacer películas “con niños”, puesto que estos no suelen comportarse en pantalla como lo harían realmente fuera de ella, esto es el caso del chaval co-protagonista de la cinta, y es que, hacía mucho tiempo (tal vez desde Dakota Fanning) que no veía a un chaval tan repipi, resabiado, repelente y estúpido como el que aparece en pantalla, vaya, que más que hablar parece que arenga lo que dice, y más que caer simpático, uno desea quitarse la zapatilla y darle una buena zurra de cachetes, por pesao.
No puedo olvidarme ni de Bebe (genial en su papel ¿volverá a deleitarnos con otro disco como el excelente “Pa fuera telarañas”?), por cierto, cuanto pierde esa chica sin ropa, por otra parte está Irene Jacob, a la que es complicado entender una palabra cuando abre la boca, aunque curiosamente su “hijo” si hable perfectamente el idioma de Cervantes.
Tal vez, lo que menos me ha gustado de esta película que es redonda en su andadura es ese final, tan difuso, tan poco conciso, en el que uno puede (o debe) imaginar lo que le gustaría que ocurriera.
Lo mejor: Ricardo Darin y Bebe (y su canción de los títulos de créditos finales).
Lo peor: El final tan abierto y difuso de la cinta