El aviador
La megalomanía de Howard Hughes, director/aviador/empresario excéntrico y demente, no podía encontrar hoy un mejor vehículo que un biopic realizado por otro apasionado como Martin Scorsese.El mismo exceso de Hughes lo comparte también el director en las casi tres horas de duración, los escenarios fastuosos, y el seguimiento arduo durante veinte años del personaje y su rara psiquis. Otro acierto es enfocarse casi exclusivamente en su faceta de aviador más que la obvia como cineasta.
No es verdad como se la juzga, el de ser una película demasiado impersonal. En todo su extenso metraje, se nota la mano de su director, tanto en le montaje como en el tratamiento del color en las distintas etapas, y en las escenas grandilocuentes infaltables en toda su filmografía.
El Aviador es para Scorsese su personal Ed Wood. El cariño demostrado por su "criatura", este auto homenaje consciente, lo hace afín al cariño demostrado por Tim Burton en dicho film con su también alter ego. Howard Hughes durante el Hollywood dorado, fue un personaje clave tanto por su faceta de director (Los ángeles del infierno, El Forajido), de productor (Scarface) y el más grande pionero de la aviación. Su desorden obsesivo, el miedo visceral a los gérmenes, y las relaciones con sus mujeres famosas, hicieron el resto para resultarle atractivo a Martin.
Su verborragia y violencia, falencias visibles de Gangsters de Nueva York, no las repite aquí Scorsese. El aviador es más sólida que su antecesora. Si están el hecho de narrar con pasión -y tozudez- la historia norteamericana.
Di Caprio sigue adelante con su crecimiento actoral, aunque ésta no sea de lo mejor de su carrera, pero cumple con creces. Pareciera que se quedara a mitad de camino con relación a la interpretación de la vejez de Hughes, problema de su eterna cara de nene que no envejece ni con el desaliño y una espesa barba.
Katherine Hepburn, encontró en la piel, la voz, la garra y hasta la afectación de Cate Blanchett, un sinónimo viviente. El final, se revela como una escena deudora de Citizen Kane. Parece ser que nuestras madres y sus recuerdos, son un escollo difícil de superar en nuestra psiquis y hasta podríamos reemplazar la frase final del futuro, con la pequeña y grandiosa palabra Rosebud.
Con el pedigrí que soporta Scorsese en sus espaldas (Taxi driver, Toro salvaje, La última tentación de Cristo, Casino) es difícil no comparar y juzgarlo. Solo se puede agregar que El Aviador, es otro ejemplo más de que estamos ante uno de los grandes del cine.