Peaky Blinders T5

La vida de las series de televisión de calidad es larga, pero suele ocurrir que con el paso de las temporadas pierdan fuelle hasta llegar al climax final que, sí, cierra la historia con altura. La quinta temporada de Peaky Blinders, la maravillosa serie de gitanos chungos, muy chungos, protagonizada por un Cillian Murphy en estado de gracia, acaba de estrenarse en Netflix. Ha sido dirigida en su totalidad por Anthony Byrne e invalida, de momento, esta tesis. Es una temporada inmensa, rítmica, dramática, actual, significativa, poderosa y superior, y ésto parecía imposible, a las cuatro anteriores.
Ser parte de la familia Shelby ayuda a caer en sus redes y después de cinco años, sus asesinatos te parecen hasta correctos, pero es que en esta ocasión a Thomas Shelby (Cillian Murphy) le guía el bien para cometer alguno de ellos y eso sensibiliza hasta un punto desconocido. Pese a estar más paranoico que nunca, ser más alcohólico y dedicarse a negocios cada vez más perjudiciales para la salud pública, es un hombre podrido, pero con un conato de buenas intenciones. Y le queremos.
Es una historia perfectamente hilada y contada, con un coro de personajes muy interesantes, un nivel técnico descomunal, una fotografía fantástica, una banda sonora perfecta (Anna Calvi, Radiohead, Joy Division, IDLES, Black Sabbath, Richard Hawley, buf…..) ¿Qué más se le puede pedir a una serie? Que no acabe NUNCA.