Si comparamos la nueva cinta de los hermanos Dardenne con obras anteriores suyas, observamos mayor énfasis, explicitud e intensidad en lo que proponen, como si fueran pintores veteranos y estuvieran pasando por una etapa de colores más vivos.

★★★☆☆ Buena

El joven Ahmed

En el tercer día de cine europeo, aquí en el festival sevillano, pudimos ver dos películas muy diferentes: una de la sección oficial, la otra de la EFA, la primera compite por el Giraldillo de Oro, la segunda por el premio del público. La Gomera es el título de la película del director rumano Corneliu Porumboiu que aspira al galardón dorado. Una cinta entretenida de cine negro, con mucho humor del mismo color, y con una trama y estructura confusas, muy propias del género. Los giros inesperados de La Gomera son tan cambiantes como lo es la personalidad de cada uno de los protagonistas. Nada ni nadie es lo que parece en una historia que gira alrededor del…¡silbo!, lenguaje en el que se comunican los canarios que viven en la Gomera.

A pesar de una sesión tan divertida, pero convencional, nuestra primera opción en este día era ver el nuevo filme de los hermanos Dardenne: El joven Ahmed. Reconocemos nuestra afición al realismo que practican los belgas y de ahí la expectación ante una cinta que venía con el premio al mejor director de Cannes bajo el brazo.

Luc y Jean-Pierre Dardenne tienen un estilo personal inconfundible. Si uno tiene la suerte de asistir a alguna de sus producciones, no harían falta créditos para enseguida encuadrar el largometraje entre su ya extensa y excelente filmografía. En El joven Ahmed la cámara sincera de los Dardenne sigue y persigue al personaje del título de forma casi subjetiva y obsesiva, como obsesiva es la radicalización del joven adolescente.  

En efecto, el chaval, que debería estar saliendo con sus amigos, jugando al fútbol, o ligando con niñas de su edad, sin embargo, se dedica a rezar las cinco veces al día obligatorias de la religión musulmana, a seguir las aviesas indicaciones de su imán, o a coleccionar cuchillos o cualquier cosa que sirva como arma blanca con los que castigar a los infieles.

A pesar de que, como digo, la forma ––realista–– y el fondo ––social–– de la cinta es muy reconocible como perteneciente al cine de los Dardenne, con El joven Ahmed algo parece haber cambiado en el acento, en el tono narrativo de los realizadores. Si comparamos la nueva cinta con obras anteriores suyas como, por ejemplo, El hijo (Le fils, 2002) ––tema parecido: pequeñas/grandes tragedias, niños problemáticos, correccionales, educadores, etc.––, observamos mayor énfasis, explicitud e intensidad en lo que proponen; como si fueran pintores veteranos y estuvieran pasando por una época donde los colores son más vivos.

Suponemos que los recientes hechos acaecidos en su país tienen que ver con tal circunstancia. Porque la cinta es más pesimista que la citada El hijo; porque el suspense y la pertenencia a un género como el thriller se hace más evidente; y porque nadie, ni siquiera ellos, se creen el forzado final ¿feliz?

Lo mejor: Su objetivo sincero que persigue al protagonista
Lo peor: El forzado final
publicado por Ethan el 12 noviembre, 2019

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