Manida, pretenciosa y pedante
Partiendo de una trama universal: los jóvenes hambrientos y despiadados intentan imponerse a los viejos sabios que parecen acabados pero no lo están, Juan José Campanella, director de joyas como El mismo amor, la misma lluvia o El secreto de sus ojos, pincha y peca de pretencioso al dirigir una película que podría haber resultado mucho más entretenida y correcta. El argumento está muy visto, por ello el cómo llevarlo a la pantalla debería haber estado menos cargado de figuras retóricas manidas y evidentes. Una lástima.
Lo mejor: El reparto
Lo peor: Demasiado pedantita