Juegos Secretos es una fallida disección de la sociedad media norteamericana.

★☆☆☆☆ Pésima

Juegos secretos

Hay algunas situaciones en la vida que nos producen una curiosa sensación de algo ya vivido, de déjà vu, como si fuéramos protagonistas de un flashback, por usar lenguaje cinematográfico. La presencia de Juegos Secretos en la 79ª edición de los Premios Oscar es una de esas situaciones, ya que hace cinco años, el anterior trabajo de Todd Field, En la Habitación, también tenía una presencia destacada en los Premios Anuales de la Academia.

En Juegos Secretos, Todd Field adpata la novela homónima de Tom Perrotta, el cual también ha participado en el guión. La calma y tranquilidad de un barrio residencial se trunca cuando vuelve Ronnie J. McGorvery (Jackie Earle Haley), un pedófilo recién salido de la cárcel. Algunos vecinos, preocupados por los niños, crean un comité cuyo objetivo es mantenerse alerta vigilando a Ronni, e intentar echarlo del vecindario. Mientras tanto, la rutinaria vida de Sarah Pierce (Kate Winslet) da un vuelco cuando conoce a Brad Adamson (Patrick Wilson). Todd Field nos plantea una historia que explora el lado oculto de las vidas que se desarrollan en un pacífico barrio residencial norteamericano, vidas llenas de mentiras, engaños y sueños rotos.

La propuesta inicial del film, a pesar de una desastrosa narración en forma de voz en off, cautiva al espectador, con una primera media hora muy atractiva. Sin embargo, poco a poco la trama se va debilitando, sin tardar demasiado en desmoronarse por completo. El guión, en el que no hay ni un atisbo de originalidad, que flojea ostensiblemente, decae y rápidamente se produce un gran abismo narrativo, en el cual se hunde la atención e interés del espectador. Por su parte, los personajes son meras caricaturas, planos, sin motivaciones ni capacidad de evolución. El ritmo, lento, que imprime Todd Field a la historia y la duración de la cinta son los elementos que dan la puntilla a Juegos Secretos. b>Sólo las interpretaciones y una cierta curiosidad malsana y hasta cierto punto masoquista mantienen al público en su butaca. Kate Winslet realiza un trabajo brillante, como nos tiene acostumbrados de gran contención y sobriedad, interpretación que le ha valido su quinta nominación al Oscar con sólo 31 años. Por su parte, Jackie Earle Haley hace humano a su personaje, lo cual ya es meritorio y digno de aplauso. Patrick Wilson realiza una interpretación correcta, mientras que a Jennifer Connelly, como viene siendo habitual, no hay quien se la crea.

Juegos Secretos es una fallida disección de la sociedad media norteamericana, llena de situaciones manidas y lugares comunes. Todd Field vuelve a decepcionar cinco años después, demostrando no estar a la altura de las expectativas. Como entonces, el único atractivo de la película son las interpretaciones de sus actores.
Lo mejor: Kate Winslet y Jackie Earle Haley
Lo peor: El nudo y desenlace de la historia
publicado por Francisco Bellón el 12 febrero, 2007

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