Juegos secretos
“Juegos secretos” es una (otra más) “ácida mirada a la típica familia americana”, “una desgarradora y nada complaciente mirada al infierno cotidiano de las relaciones matrimoniales”, “una fábula moderna” o la última obra del “nuevo cine neoindependiente USA”. No me lo he inventado. Todo esto se dice por ahí, en la prensa especializada. Nosotros, que parece que hemos sido de los pocos que no han tenido una experiencia religiosa durante su visionado, y que no hemos visto a Dios en el fondo del cartón de palomitas, nos limitaremos a decir que es bastante aburrida.Hija bastarda de “Crash” y “American beauty”, la película de Todd Field radiografía la vida de un tranquilo y típico barrio residencial americano, de esos que a estas alturas ya todos sabemos que están llenos de psicópatas, infelices, onanistas, amas de casa insatisfechas, niñas procaces y el carrito de los helados. En este caso, la historia se centra en torno a dos progenitores, que ahora ya no se puede decir padres; el progenitor A es Brad (Patrick Wilson), un hombre joven y sin trabajo, casado con la pudiente Kathy (Jennifer Connelly), una esposa bastante castrante. El progenitor B es Sarah (Kate Winslet), mujer joven y educada que se ha casado con Richard (Gregg Edelman), un esposo que debería ser castrado. Ambos se conocen paseando a sus críos, y teniendo en cuenta el hastío vital en el que viven, pasa lo que tiene que pasar. De fondo hay también un pederasta que acaba de reinsertarse, Ronnie (Jackie Earle Haley), y un policía un tanto radical e intransigente pero que en el fondo es bueno, Larry (Noah Emerich). Lo típico de uno de estos vecindarios.
Aunque los dos progenitores son claramente los protagonistas, cada uno de los personajes tiene su propia historia, que se desarrolla plenamente a lo largo de toda la película. Esto ayuda mucho a que dure más de dos horas, así que nada de ir al cine con almorranas, diga lo que diga el anuncio de la crema esa. Todas las tramas son bastante impermeables, y están unidas porque el director tiene a bien colocar a uno de los protagonistas siempre en pantalla. Con lo cual la película carece prácticamente de estructura, saltando de persona en persona y de lugar en lugar sin fin. Además Todd Field se permite ciertos lujos, como rodar un partido de fútbol americano, que aunque relativamente integrados en la historia, le dan un acabado todavía más heterogéneo al conjunto.
Pero todo esto no es lo auténticamente molesto. Ni siquiera el aburrido tono pedantuelo y gafapasta de toda la película, con escenas visualmente muy rebuscadas y que requieren que los personajes hagan piruetas por el encuadre para colocarse como Dios manda, o el hecho de que todo el mundo ande por ahí citando a Flauberto o a Tolstoy. Lo peor e insoportable es la insidiosa voz en off con la que Todd Field ametralla al espectador. En todo momento hay un hombre contándonos de fondo, con todo lujo de detalles, qué es lo que siente cada uno de los personajes que aparecen en pantalla. Espantoso.
Aún así, “Juegos secretos” ha conseguido tres nominaciones a los Oscar, una para su guión y dos más para su reparto, que como suele ser habitual en estas películas viene a ser lo más destacable. El papel más agradecido es el de Kate Winslet, que sale desnuda y con poco maquillaje, y eso siempre da idea de que lo da todo por el arte. Por lo demás, es una actuación bastante convencional, que no obstante le ha conseguido una nominación a la mejor protagonista.
Jackie Earle Haley tiene lo mismo pero para actor secundario, por su interpretación de un pederasta que lo mismo podría haber sido ludópata, drogadicto, cleptómano o periodista del corazón. Aunque su actuación probablemente sea la mejor de la película, el personaje no está demasiado bien dibujado. Pero eso sí, es un pederasta, que siempre puntúa muy alto en esto del nuevo neocine.
El protagonista masculino, Patrick Wilson, dijo en una entrevista, hace ya un tiempo, que uno de sus propósitos para el nuevo año era participar en películas en las que no tuviese que desnudarse. Otra vez será.
Ambos cónyuges, Jennifer Connelly y Gregg Edelman, están simplemente por figurar, y en el caso de ella, para lucir cuerpo, por contraste con Kate Winslet, que es lo que Todd Field, que se lo podría hacer mirar, pretende hacernos pasar por mujer entrada en carnes y poco atractiva.
En fin, una pretenciosa y aburrida película, que en cuanto se resuelvan las nominaciones comenzará a caer en el olvido. Recomendada para gente que viva en barrios malos, para que sepan que no hay nada peor que ser clase media-alta.