Preciosas postales se confunden con folletos sin valor en el buzón de la memoria cinematográfica. Son las consecuencias de afrontar un desafío tan atractivo como heterogéneo.

★★★☆☆ Buena

Paris je t’aime

Preciosas postales se confunden con folletos sin valor en el buzón de la memoria cinematográfica. Son las consecuencias de afrontar un desafío tan atractivo como heterogéneo.

El reto, superado con creces, consistía en reunir a una veintena de cineastas y convencerles de que cada uno tenía que rodar una historia corta –5 minutos–, con París como fondo. El tema era libre, bastaba con que tuviese relación con el amor en cualquier de sus modalidades: deseo, pasión, egocentrismo, pérdida, recuerdo, etc. Una contribución a glorificar aún más si cabe la ciudad más romántica del mundo, con permiso de Venecia.

Por lo que vemos, los responsables de engarzar las perlas se quedaron cortos, y eso que el trabajo colectivo llega a los 120 minutos. En este cajón encontramos de todo, desde relatos muy elaborados, como los que firman los hermanos Cohen –insuperable Steve Buscemi- y Tom Tyker -Natalie Portman de nuevo en estado de gracia-, hasta alguna que otra tomadura de pelo camuflada como experimento cinematográfico. El resultado final es más que aceptable e incluso con los episodios más insulsos conseguimos entretenernos.

Para quedarnos con buen sabor de boca después de degustar todos los caramelos del paquete –ya decimos que algún gustillo se nos antojará más extraño que otros-, no entraremos en cuestiones de marketing y originalidad, porque esta ciudad, al igual que Nueva York, ha inspirado este tipo de contenedores. Un ejemplo con secuela es el de París visto por… estrenado en 1964 y más de uno recordará a los 40 cineastas implicados en Lumière y compañía, aunque el nexo de unión fuese otro.

Cuando salga del cine pasarán por su mente los rostros de Juliette Binoche, Elijah Wood, Nick Nolte, Sergio Castellito, Fanny Ardant, Maggie Gyllenhaal… También los de otros a los que no ponemos nombre, como el de la turista ocasional que escribe una redacción sobre el París que ha visto. La memoria es selectiva y es posible que sólo sobrevivirán al olvido algunos trocitos, como ese epílogo de Alexander Payne, cargado de ironía, la fábula de Isabel Coixet que, caerá mejor o peor, pero es una excelente narradora, y la firmada por Walter Salles, la más conmovedora de las piezas.

Por cierto, que lo de “piezas” no le lleve a error: no se trata de un rompecabezas porque no hay que comerse el coco, tan sólo disfrutar, embriagarse de esencias contenidas en pequeños frascos.
Lo mejor: La mirada de excelentes cineastas como Alexander Payne, Tom Tyker, Walter Salles, Isabel Coixet... Y algunas notables interpretaciones.
Lo peor: Que como en una caja de bombones, siempre hay alguno que esperas que alguien, y no tú, se lo coma.
publicado por Daniel Galindo el 25 febrero, 2007

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