Una historia que engancha al público y que tiene auténticos momentos brillantes, a pesar de que, como en casi todo film de monstruos, tiende hacia el final al cansancio.

★★★☆☆ Buena

The host

No sé qué tendrán las películas asiáticas que, partiendo de una premisa que cualquier otra industria convertiría en un blockbuster bazófico sin guión (no miro para el Oeste), consiguen contar una historia que engancha al público y que tiene auténticos momentos brillantes, a pesar de que, como en casi todo film de monstruos, tiende hacia el final al cansancio.

Lo mejor de The Host es que no te vas a encontrar ante el más que manido género de bicharracos de grandes dimensiones. No existen los héroes fornidos, ni con sobrados coeficientes intelectuales, y mucho menos imprescindibles por exigencia de contrato. Quien se enfrenta al monstruo es una familia comandada por un anciano y seguida por una tiradora de arco fracasada, un vago, y un tonto de remate. Todos con la misión de rescatar a la más pequeña del clan, y todos con una
incompetencia absoluta para llevar a cabo tal fin, lo cual hace de la película todo un acierto.

Park Hee-bong (Byun Hee-bong), tiene un pequeño puesto de comida a orillas del río Han de Seul, y tira de una familia de dos hijos, una hija y su pequeña nieta. Gang-du (Song Gang-ho) un auténtico inmaduro de 40 tacos, Nam-il (Park Hae-il), un desempleado histérico, Nam-joo
(Bae Du-na) tiradora de arco olímpica y Hyun-seo, hija de Gang-du. Cuando un enorme anfibio mutante sale del rio Han y atrapa a uno de ellos, el resto saldrá al rescate no sin pasar todas las calamidades posibles.

Lo primero, la aparición primerísima del Gwoemul, que creo debe ser su nombre por cuanto es el título original del film. Es una de las secuencias más impactantes de los últimos años. Antes de que pasen 10 minutos, y durante los 20 siguientes el monstruo arrasa con el parque donde está el snack-bar del protagonista. Esto es algo radicalmente opuesto a todo lo que hemos visto hasta ahora, donde no aparece la bestia entera hasta que llevamos 1 hora de metraje. Además, nada que envidiar al CGI americano. El descontrol del animal masacrando a todo el que se cruza en su camino te hace saltar literalmente de la butaca, y el final del ataque, simplemente apoteósico. Sólo por esto ya merecía la pena verla.

A partir de ese momento ya dejamos más a un lado al “bichito” para concentrarnos en los esfuerzos de la familia por recuperar uno de sus miembros, y no se pierde un ápice de interés en la película. Tras una desgarradora imagen en el polideportivo de los damnificados, se pasa a una fuga del Hospital que rememora las comedias más gamberras. A ratos comedia, a ratos drama, demuestran que no es necesario tener el aliento del monstruo constantemente en la nuca para que la historia resulte interesante.

Además, me gusta pensar que en este tipo de películas no todo tiene que acabar tan ricamente. Seamos sinceros, si vamos detrás de un anfibio de casi 10 metros, algo ocurrirá, y habrá consecuencias. La película explora ese matiz de realidad entre tanto terror.

Ahora, todo tiene su pero. A mi me da la sensación que le sobra un cuarto de hora o al menos no alargar en demasía el final. Todo ocurre con tal rapidez en el comienzo que parece retardarse y relantizarse hacia el último cuarto de hora, como si hubiese que clavar el film en 2 horas a toda costa.

The Host constituye una auténtica rareza en el mundo del celuloide: película entretenida en el género de monstruos. Hay por ahí otros casos (Tiburón), pero abundan tanta porquería y tomadura de pelo que esta película es todo un revulsivo para mi creencia de que Mathew Broderick y Godzilla marcaron un antes y después en el horror cinematográfico.
publicado por Bloody Will el 3 marzo, 2007

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