Los vengadores
Durante los años que la empresa MARVEL, originalmente nacida como sello editorial, ha inundado la cultura americana de personajes superheroicos y contestatarios a la realidad de la época (varias de ellas, desde los años 40), con Stan Lee como abanderado de la exquisita trouppe de historietistas, guionistas e ilustradores, sus creativos se han servido de los panfletos más variopintos, de las realidades socioeconómicas, de los instantes beligerantes e incluso, cuando no originales, de la mitología, para llevar al papel (y luego a los multimedios) su pintura de una sociedad multifacética y engañada, necesitada de héroes románticos y todopoderosos como alter ego de los supuestos “héroes” reales, patéticos y vulnerables.
No es extraño entonces, que entre tanta fuente literaria e histórica, Lee y Jack Kirby escudriñaran en la mitología escandinava e incorporaran a su staff de comics a Thor, su padre Odin y su hermano Loki.
Si hablamos de Loki, el hermano rencoroso del dios del martillo, esta no es la primera vez que es utilizado en el cine. Ya en clave de comedia, y también como villano aunque en una versión grotesca, se lo sugería como el “verdadero” dueño de la máscara mágica en la comedia noventera “La Máscara/ The Mask” (Charles Russell, 1994) aquel vehículo de lucimiento de Jim Carrey; pero sobre todo, y corpóreamente, aparecía interpretado por Alan Cummings en la continuación “El hijo de la máscara” (Larry Gutterman, 2005). Y, por supuesto, se lo vió en “Thor” (Kenneth Branagh, 2010), una de las películas antecesoras a esta, “The Avengers”.
¿Por qué hacer hincapié en Loki (Tom Hiddleston)?. Porque sin este personaje y toda su fuerza insurrecta no existiría un punto de partida tan solvente y magnífico para retratar las aventuras de este seleccionado de superhéroes “marvelianos”. Los guionistas Zack Penn y Joss Whedon (también director), asesorados por Stan Lee, eligieron de la maravillosa gama de villanos posibles, recordemos que cada superhéroe de la factoría tiene el/los suyo/s propios e incluso compartidos, un villano monumental, capaz de superar las barreras de la vulnerabilidad humana, tan inmortal como el propio Thor (Chris Hemsworth), y dueño de un objetivo macabro para el que se sirve de una raza de alienígenas conquistadores: gobernar el mundo.
Desde esa acertada elección del villano, se puede revelar el éxito de “The Avengers” como película.
Reunir a los grandilocuentes Ironman (Robert Downey), Hulk (Mark Ruffalo), Thor, Capitán América (Chris Evans), Black Widow (Scarlett Johansson, única dama del grupo), Hawkeye (Jeremy Renner), a las órdenes de Nick Fury (Samuel Jackson), es lo de menos; hacerlo tomándose el tiempo cinematográfico de dos horas y que en ese lapso, la acción en cuotas, pero sobre todo, un meticuloso y efectivo trabajo literario lleno de guiños pulp, ironía por kilos y buen gusto mezclado con nostalgia inunden la pantalla y nuestros sentidos, sin perder jamás la línea argumentativa de las películas precedentes de cada uno de los personajes, es cuanto menos admirable. Y lo es, porque a pesar de ser un producto de multisalas cocido para no fallar en las boleterías, nunca deja de ser un soberbio trabajo literario pulido y refinado hasta las médulas.
No hay duda de que la elección de Joss Whedon como guionista-realizador es la más acertada y una de las razones por la que esta cinta, por encima de sus antecesoras, fue tan esperada, ya no solo por fans de la historieta y adeptos al cine de aventuras, sino también por los conocedores del currículo del director.
Whedon es uno de los más importantes libretistas surgidos en las últimas dos décadas y además un solvente realizador, habiendo escrito y creado desde principios de los noventa, para televisión “Buffy la cazavampiros” (la película y la serie), “Ángel” y “Firefly”; para cine, los guiones de “Toy Story” y su continuación, “Alien: la resurrección”, “Titan AE”, “Atlantis, el imperio perdido” y “Serenity” (su anterior primera cinta como director). Incluso, llegó a dirigir capítulos de las mencionadas series televisivas y de la serie musical “Glee”.
Con todos estos antecedentes, literarios y artísticos, más una perfecta campaña publicitaria a nivel mundial para la que se reservaron varios de los 220 millones de dólares del presupuesto final de la película, “The Avengers” no solo se encamina a romper records de recaudación, también, a sentar precedentes en el nuevo cine HD y 3D, demostrando que la tecnología está para adornar una gran argumento antes que para ser la protagonista de la función. Aquí, la historia y los precisos personajes mandan; la técnica y los efectos digitales sustentan el asombro con el que los sentidos (todos) no cesan de maravillarse.