Una película bastante irregular pero interesante
Álex de la Iglesia, el director más controvertido del cine español, realiza una película con gran propósito pero sin demasiada chispa. ¿El fallo? La credibilidad de los personajes. De la Iglesia no logra que el espectador se sienta identificado con el protagonista ni con ninguno de sus personajes. Pero si consigue reflejar una dura y caricaturesca visión sobre la sociedad que nos rodea: la actual crisis económica, el paro, la fama, el dinero, los medios de comunicación. Al igual que retrató la Guerra Civil en su ‘Balada triste de trompeta’, la cual personalmente me gustó mucho más.
Los fans incondicionales de José Mota que no esperen encontrar a su habitual humorista, porque lo que van a ver es una cara mucho más oscura, trágica y dolorosa de este comediante, que ha supuesto todo un gran descubrimiento como actor. En el reparto femenino podemos ver a una correcta Salma Hayek y una atractiva Carolina Bang soltando alguna que otra lagrimilla, por lo demás, la mayoría de los personajes están pasados de rosca como por ejemplo el hijo extrambótico-gótico o el policía que lo graba todo con el móvil. Pero lo mejor de todo es, sin duda, el cameo de uno de mis ídolos, Nacho Vigalondo.
En ‘Un rostro en la multitud’ Elia Kazan convertía a un Don Nadie en todo un fenómeno mediático. Lo mismo ocurre en ‘La chispa de la vida’, Roberto es un publicista en desempleo que sufre un accidente que lo transformará en el personaje televisivo del momento. Así pues, el resultado es una película bastante irregular pero interesante.