Redención

Por favor, abran paso a Tyrannosaur. Que nadie se defraude, el dinosaurio favorito de Spielberg, no se come a nadie en esta película, sin embargo, su reparto podría merendarse a todos los miembros de “quiero-ser-actor-pero-no-puedo”.  Paddy Considine, cara habitual entre los secundarios del cine ingles de calidad, da el salto tras la cámara con la eficacia del mayor de los depredadores. Ataca de manera directa, sin utilizar nuevas estrategias, devora lentamente a los espectadores que se dejan caer en las garras del extinto carnívoro.Redención, que es como aquí se llama, es la hermana mayor del corto Dog Altogheter, una buena carta de presentación que cuenta con el mismo equipo. Como gustó, tres años más tarde volvieron a reunirse, rompiendo con el tópico de si lo bueno es breve… más grande, será mejor.

En el barrio de los primos de This is England, hermanos de Boy A, colegas de Submarine e hijos de Dead man´s shoes, vive Tyrannosaur. Allí creció, en el seno de las historias dramáticas de la vieja Inglaterra. Donde pocas veces sale el Sol, Joseph (Peter Mullan), recorre los bulevares del remordimiento. Destrozando cualquier cosa que aparece por su camino, conoce a la beata Hannah (Olivia Colman). Este encuentro, para bien o para mal, cambiará la vida de ambos. Los dos protagonistas, caminan siguiendo lo puntos sin retorno por un abismo que progresa. Él, alcohólico, viudo y sin amigos. Ella, madre sin hijos, mujer maltratada y blanco de todas las iras. En efecto, estamos ante todo un drama, que contando de esta manera, sería otra historia de esas, pero cuando los “British” se ponen en plan León de Aranoa, hay que reconocerles cierto arte. Ojo, aquí no nos falta.

Sin caer, en el abuso del drama, ni la violencia con adornos, la trama mantiene un ritmo constante que sobrecoge y emociona. El guion, escrito por Paddy, no se pierde en los excesos, consiguiendo crear una atmosfera de tensión constante en la que siempre se intuye que algo puede pasar, no sabes que, ni como, pero la sensación de verlas venir está presente a lo largo de todo el metraje. Por supuesto, gran parte de la culpa, por no decir toda, la tiene el duelo interpretativo entre Mullan y Colman, formando el extraño equilibrio entre el blanco y negro que acaba en tonos grises. Ninguno es lo que parece. Brutales, magnificas actuaciones que nada tienen que envidiar a los nominados al tío Oscar. Transmitir miedo o fragilidad son dos habilidades bien aprendidas por los antihéroes de esta película. La conexión existente en el reparto se agradece, tramas centrales y secundarias funcionan gracias a la naturalidad de unos personajes muy humanos, que viven demasiado asustados para amar o ser amados. Destacar la indudable amistad entre Joseph y su joven vecino.

Pocas cosas podemos reprochar a este extraordinario debut. Un regalo para los que aman las sencillas historias de personajes acabados, ver al bastardo arrodillado. Aquí si es justa la justicia, la vida se cobra los antecedentes penales kármicos, dejando en una complicada posición a la línea con la que medimos la moral y la ética de ciertos actos. Despertando cierta simpatía por las malas pero justificadas acciones. Sin dejar moraleja, se despide con una pregunta; muerto el perro… ¿se acabó la rabia?

Lo mejor: La falsa moral, el duelo interpretativo de los protagonistas, la simpleza más absoluta de la historia
Lo peor: Que algunos crean que es un película de dinosaurios
publicado por Ñete Rodriguez Peña el 6 mayo, 2012

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