Los juegos del hambre

Tras conseguir el reconocimiento de crítica y público en Estados Unidos (más de 350 millones de dólares recaudados hasta el momento), llega a España ‘Los Juegos del Hambre’ (‘The Hunger Games’, 2012), la adaptación de la novela homónima de Suzanne Collins. Ya habrá tiempo para ‘En Llamas’ y ‘Sinsajo’, las presumibles secuelas de la primera parte de la trilogía. Y digo “ya habrá tiempo” porque lo mejor es sentarse y disfrutar de la película de Gary Ross y olvidarse del futuro. Porque, aún con sus deficiencias, que las tiene, ‘Los Juegos del Hambre’ cierra un puño alrededor del corazón para no soltarlo hasta que la pantalla se torna en negro y se encienden las luces. Katniss Everdeen es una joven chica que se presenta voluntaria, en sustitución a su hermana, a los Juegos del Hambre. Esta competición enfrenta a un chico y una chica de cada uno de los 12 distritos de la nación en una lucha a muerte como tributo por una antigua sublevación en la que, por supuesto, ninguno participó. Los 24 participantes tendrán que sobrevivir en un entorno hostil, y acabar los unos con los otros hasta que sólo quede uno vivo. Como no-lector declarado de la obra literaria fuente de la adaptación que nos concierne, se torna difícil hacer un juicio de valor válido, valga la redundancia, y justo. Además, por primera vez después de mucho tiempo conseguí llegar a la película virgen, es decir, sin haber visto un mísero tráiler sobre ésta. Quieras que no estas circunstancias condicionan la valoración de la película. Y según que compañeros, parece ser que la adaptación no es todo lo buena que debería ser. También fue mi impresión; detalles que no quedan suficientemente claros y momentos que no se ajustan a la fama de la que goza la fuente literaria (las personalidades de los concursantes me parecen demasiado simples).
Pero, afortunadamente, dejando la novela a un lado nos encontramos ante una emocionante aventura que te mantiene en tensión durante la mayor parte del metraje. Según la RAE, el suspense se define la “expectación impaciente o ansiosa por el desarrollo de una acción o suceso”. Si esto es así, ‘Los Juegos del Hambre’ es la personificación del suspense. Quizás porque te llevas la mitad de la película esperando que empiecen los juegos, y cuando comienza la cuenta atrás (de más de un minuto) no puedes más que moverte incómodo en la butaca.
Dividida en dos partes temporalmente idénticas, la primera narra todo el proceso previo antes del juego en sí. Y, al contrario de lo que algún lector pueda presuponer, contiene los mejores momentos de la película. La selección de los jugadores, los entrenamientos, la búsqueda de patrocinadores… todo esto crea un clima de tensión que esperas que explote de un momento a otro. Desgraciadamente, lo único que hace es deshincharse en la segunda parte. Al final resulta que los juegos son lo de menos. Todo aquello para lo que nos han preparado se queda en poca cosa (quiero pensar que es culpa de la adaptación y no de la novela).
Y aquí es donde ‘Battle Royale’ (Kinji Fukasaku, 2000), la inevitable comparación y verdadera vara de medir, gana la manga a “los juegos”; mucho más violenta, mucho más angustiosa y mucho más centrada en la psique de los personajes. Esto es lo que, bajo mi punto de vista, debería haber sido la segunda mitad de ‘Los Juegos del Hambre’. No obstante, y en honor a la verdad, diré que tiene momentos de auténtico cine (ese gesto cómplice hacia el ojo que todo lo ve), y reconozco que se me paró el corazón en el último momento de los juegos. 
A la espera de que la segunda parte de la trilogía sepa paliar las zonas oscuras de esta primera adaptación, lo mejor es dejarse llevar por Jennifer Lawrence en el papel de Katniss (preciosa como ella sola) en su lucha por la supervivencia; en su lucha por volver a su hogar.
publicado por Pablo Limón Panella el 24 abril, 2012

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