Conmovedora, preciosa, emotiva, divertida, encantadora, maravillosa, ingeniosa historia de amor entre dos robots
Conmovedora, preciosa, emotiva, divertida, encantadora, maravillosa, ingeniosa historia de amor entre dos robots. Andrew Stanton, uno de los responsables de ‘Bichos’ y ‘Buscando a Nemo’, es el encargado de dirigir y escribir la emocionante historia de WALL•E, un solitario y entrañable robot que fue fabricado para limpiar la tierra de basura. Un día conoce a EVA, una moderna exploradora con mucho carácter que es enviada a la tierra para encontrar un brote verde. Ambos vivirán una alucinante aventura galáctica.
Es inevitable que personajes como Cortocircuito o E.T. nos vengan a la memoria cuando vemos a este simpático robot llamado WALL•E. Los primeros 45 minutos son magistrales, sin diálogos, nos cuentan el monótono día a día de este robot que se pasa la mayor parte del tiempo coleccionando objetos oxidados e inservibles. La película nos deja espléndidas secuencias coreográficas como las de ambos robots danzando en el espacio y momentos realmente divertidos y de una poesía visual fascinante. El robot WALL•E posee una fantástica humanización capaz de expresar sentimientos tan profundos como el amor, la felicidad o el miedo, con tan solamente un gesto.
Y para terminar, el film tiene un claro y directo mensaje ecologista que toca la conciencia tanto de niños como de adultos. Cuidar el planeta es fundamental porque nada más que tenemos uno y porque el planeta es de todos.
La película es una auténtica gozada espacial, para mi es una de mis películas favoritas. Indudable obra maestra de Pixar.