Los idus de marzo
Los idus de marzo coincidían con el día 15 de ese mes según el calendario romano. Aunque eran días de buenos augurios, la fecha se hizo famosa porque fue el día en que fue asesinado Julio César gracias a una conspiración en la que participaron hombres de confianza del emperador como Bruto o Casio. La traición y la política, ya desde la época de Roma, van de la mano.George Clooney vuelve a ponerse tras las cámaras como director para retratar precisamente ese lado oscuro de la política, la parte que no se ve, lo que queda fuera de foco y que termina siendo el que realmente mueve los hilos de lo que luego ocurre dentro de foco.
Ryan Gosling (sí, no paró durante el año pasado, y sí, aquí está mejor aún que en Drive) trabaja en la campaña electoral de uno de los candidatos (George Clooney) a las primarias del Partido Demócrata. Pero el idealismo del chico se da de bruces con un mundo turbio en el que siempre es bueno tener un as guardado en la manga por si acaso.
La cinta va ganando ritmo según pasan los minutos, pero queda lejos de ese otro retrato lleno de crudeza que mostró Clooney en Buenas noches y buena suerte. Los mejores momentos de Los idus de marzo llegan en la segunda parte del filme, cuando toma ritmo de ‘thriller’ y los protagonistas ponen sobre la mesa sus cartas en un juego en el que la línea que diferencia la lealtad de la traición en el juego político se hace cada vez más delgada.
Un reparto de lujo, que incluye, además de Gosling y Clooney, a Paul Giamatti, Marisa Tomei, Philip Seymour Hoffman y Evan Rachel Wood, mantiene a buen nivel la película, rodada con pulso pero que da la sensación de que podría haber tomado más vuelo del que finalmente toma.
Los idus de marzo es desesperanza, desilusión, traición, dureza… Un retrato cruel de la política, sobrio y sin compasión en el que destacan Gosling en la actuación y Clooney delante y detrás de las cámaras pero que deja la sensación de que podría haber tomado más altura aún de la que finalmente toma.