Blow-up
Como thriller, Blow up me pareció floja. El cuento de Cortázar en el que se supone se basa (Las babas del diablo) me pareció mucho más eficaz a la hora de atraparte, de absorberte. Un espasmódico crescendo de horror.Blow up ofrece desde luego momentos de tensión, pero creo que su verdadero interés es otro.
Ante todo, Blow up es otro espléndido safari antropológico por los sesenta, como las películas de Blake Edwards. Es inimaginable una película más sesentera que Blow up, desde el primer fotograma hasta el último. Casi parece un documental de una época, en ella están embutidos todos los tópicos de la década más chispeante del siglo. No se si Antonioni era consciente de lo que estaba filmando. La atmósfera, los colores, las superficies, la moda, la música, la irrealidad, la languidez, las conversaciones, los porros, todo es 1960s. El protagonista tiene 25 años (al menos David Hemmings los tenía), habita el swinging London, se dedica con éxito a la fotografía, conduce un descapotable y vive rodeado de chicas a las que retrata y que se mueren por que las retrate. El tipo desparrama una mirada sobre el mundo totalmente nueva, vigorosamente superficial, mirada que es la de su época y de su clase, pues la juventud empezaba a ser una clase. El mundo es color y movimiento y sobre todo una falta total de compromiso, como no sea el del falso tarareo político. Un continuo mariposear entre personas, cosas y proyectos. La felicidad de la inconstancia, del aleteo, del cambio.
Al fotógrafo un buen dia un descubrimiento le sale al paso. Un asesinato, un cadáver en un parque, y solo él parece saberlo. En medio del aburrimiento y la complacencia el tipo se las ha arreglado para sacar algo atroz a la luz, algo que debería hacerle tomar conciencia de que el mundo es algo más que una pasarela, y que contiene cosas horribles. Piensa por un momento en involucrarse, en ir hasta el fondo.
Pero el involucrarse no es lo suyo. Lo suyo es que las cosas pasen y vayan fluctuando, evaporándose. Sí, hasta los cadáveres también se van, si no se piensa en ellos.