El gato desaparece (el gato desaparece)
Carlos Sorín nos muestra un thriller psicológico con tensión, emoción e ironía. Manejando los miedos más profundos de las personas y mezclándolos con humor, nos presenta una película que aunque no redonda consigue entretener y sorprender al espectador.
A resaltar, la música que es excelente, la fotografía muy buena y los dos protagonistas, Luis Luque y sobretodo de Beatriz Spelzini que lleva la carga interpretativa de la cinta, se salen, incluso la casa se convierte en otro personaje más y claro “Donatello” el gato como nexo de unión de parte de la historia.
En general, la película es demasiado larga, con escenas que pueden parecer fuera de contexto, aunque sirven para rebajar la tensión y poner un toque de humor aunque sea negro. Algunos momentos bastante previsibles, y poco sorprendentes, pero en general, la película es original y te deja un buen sabor de boca, una sonrisa torcidas.
El juego de miedo psicológico, la locura y la cordura, el no saber si el loco es el cuerdo o el cuerdo es el loco, donde las miradas dicen más que las palabras y los miedos se llevan al extremo. Durante la película sabes que algo va a pasar aunque no sabes exactamente que, siempre presente y sorprendente cine argentino, que una vez más no defrauda. Con un final donde la locura, la venganza y la ironía se llevan al extremo. Una historia que atrapa.