30 minutos o menos
Desde la excelente Bienvenidos a Zombieland, sabíamos que debíamos seguirle la pista a su director, Ruben Fleischer. Aquella era una excelente comedia, que no parodia, sobre las invasiones zombies, que no descuidaba los momentos de terror (la escena de la vecina) y que descubría, otra vez, el gran actor que es Jesse Eisenberg, el perfecto chico corriente, que le ha ganada la medalla nerd a Michael Cera. Pues bien en 30 minutos o menos, comedia negra, vuelven a repetir director y actor, ofreciendo otro film, inferior al precedente, pero bastante reivindicable.
Eisenberg interpreta a un perdedor, repartidor de pizzas (los 30 minutos del título hacen referencia al máximo tiempo que tienen los repartidores para hacer la entrega), al que dos matones de poca monta, colocan una bomba en el pecho, con el objetivo de que robe un banco para ellos. Argumento, basado en hechos reales, que entra de lleno en la comedia más negra imaginable, y ofrece un punto de partida, como mínimo, potente.
En un momento en el que la fórmula Apatow se ha establecido, siendo conocida por todos (a pesar de que sigue funcionando), la segunda comedia de Fleischer ofrece una bocanada de aire fresco, estableciéndose como una parodia, completamente voluntaria, de las buddy movies de los 80. Y teniendo en la química entres sus principales parejas, su principal bomba, valga el chiste-referencia fácil y obvio.
Por un lado tenemos a Eisenberg y a Aziz Ansari, perfectos amigos de toda la vida, desbordado química a raudales. Ansari es uno de los secundarios más graciosos de los últimos años (Hazme Reír, y muy especialmente, Cuerpos de Seguridad) y aquí obtiene un agradecido protagonista. Por otro lado tenemos a uno que casi nunca falla (Caballeros, princesas y otras bestias ejem, ejem), el enorme Danny McBride, que vuelve a ofrecer una interpretación que provoca la carcajada en cada línea de diálogo, junto a otro habitual, Nick Swardson (Patinazo a la Gloria). Secundan a estas dos descacharrantes parejas, secundarios agradecidos como Michael Peña o Fred Ward.
En definitiva, una comedia muy divertida, que vuelve a demostrar el talento de Fleischer para hacer cine comercial (ver como rueda las persecuciones de coches, o el empleo de la banda sonora, plagada de rap), y demuestra su buena mano a la hora de dirigir a los actores. Tendremos que seguir tras su pista, lo próximo: una cinta de gansters con Ryan Gosling y mi adorada Emma Stone.