La piel que habito
Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este hallazgo revolucionario es preciso carecer de escrúpulos, y Ledgard no los tiene. Pero, además, necesita una cobaya humana y un cómplice. Marilia, la mujer que lo cuidó desde niño, es de una fidelidad perruna: nunca le fallará. El problema será encontrar la cobaya humana.
Los largometrajes de Almodóvar, no es que me entusiasmen, la verdad, voy a verlos más por curiosidad que por agrado, tampoco es que haya mucho donde elegir en la cartelera.
Pedro Almodóvar es como Woody Allen en español, sale a una producción anual y en ellas suele incluir sus tics, sus manías y sus desvaríos. Hacen largometrajes personales, que o te gustan o detestas. Tienen sus seguidores, que les aplauden aunque hagan una mierda (siempre será una mierda de Allen, o de Almodóvar), y sus detractores que siempre le sacaran pegas aunque esta vez hayan realizado una obra maestra.
Este largometraje es la historia de una venganza y sus consecuencias. No se le puede considerar una película de terror, sino más bien un drama psicológico. Pues todos los protagonistas se nos presentan como seres delirantes y enfermizos que causan más lástima que miedo.
En lo que se refiere a las interpretaciones, Elena Anaya consigue destacar dentro del equipo actoral. En el equipo técnico, la fotografía y la música, están bastantes conseguidos.