Cisne negro (black swan)
Darren Aronofsky realiza un retrato perturbador, desasosegante, angustioso, atormentado, inquietante, un retrato con cierto parecido a ‘Repulsion’ de Roman Polanski. Ya conocemos a Darren Aronofsky, un director de contrastes y sentimientos a flor de piel. Quien haya visto ‘Pi: Faith in Chaos’ le resultará familiar esa atmósfera tensa y asfixiante que se respiraba; su cámara temblorosa y sus planos imperfectos, envolvían al espectador en un ambiente insoportable, casi irrespirable.En ‘Black Swan’ se combina la psicología, el terror y la intriga describiendo la esquizofrénica personalidad de una mujer, deseada por un retorcido maestro, manipulada por sus feroces compañeras, alguien que personifica con naturalidad la pureza del cisne blanco pero que descubre su lado oscuro, su facilidad para convertirse en el tenebroso cisne negro. Ese cisne encarnado en una asombrosa interpretación de Natalie Portman, que nos mantiene hipnotizados durante todo el metraje con sus perfectos movimientos coreográficos. ‘Black Swan’ es una bellísima y punzante obra de arte.
Lo mejor: La media hora final.
Lo peor: Que se la pierda.