Capitán américa: el primer vengador
Lo primero que una teme cuando va a ver una película sobre un tipo que es soldado y al que llaman "Capitán América", es que sea un despliegue de parafernalia militar-patriótico-usamericana que haga que Michael Bay parezca un maldito hippie comunista. Afortunadamente, al menos en mi opinión, en "Capitán América: El Primer Vengador", el punto americanoide está manejado de forma bastante comedida e incluso autoparódica (como queda bien patente en el periplo de Steve Rogers como "animador" de retaguardia primero, y de las tropas después). Aclarado esto, "Capitán América: El Primer Vengador" es, como su título indica, no sólo la presentación cinematográfica de uno de los personajes más veteranos de la Marvel, sino también el paso previo a lo que la Casa de las Ideas lleva años planeando en el campo cinematográfico: "Los Vengadores", ese tremendo mashup superheroico que nos llegará, Joss Whedon mediante, el próximo verano. Y ambas cosas se notan.
Alrededor del primer tercio de la película está destinada a contarnos la peripecia del enclenque y enfermizo Steve Rogers, interpretado estupendamente por Chris Evans, quien sin embargo está aquí falto de la chispa y el punto canalla que suelen acompañarle; algo que, no obstante, favorece la interpretación, ya que el Capi no es ni ha sido nunca la alegría de la huerta. Tanto los guionistas como el director, Joe Johnston (quien se anda con cuidado tras el descalabro de "El Hombre Lobo"), se toman su tiempo a la hora de explicarnos los cómos y los por qués, tanto cuando tratan con el muchacho rechazado y tristón, como cuando lo hacen con el superhéroe de masas; y lo hacen, además, dándole una excelente progresión. Es este mimo por la trama -sin que ello desmerezca la acción- lo que hace de "Capitán América: El Primer Vengador" una película más redonda, argumentalmente hablando, que "Thor".
La acción llega. Y cuando llega, está estupendamente resuelta, apoyada además por unos magníficos efectos visuales que, sin embargo, no saturan la película. No hay robots-armadura, ni un Megazord semi-divino; de hecho, ni siquiera hay nazis, propiamente hablando. Lo que hay es la entrada en escena de HYDRA, magnífica, rozando lo absurdamente pulp, y encabezada por un aterrador, aunque desaprovechado, Hugo Weaving, el único actor posible para encarnar al eterno enemigo del Capi, Calavera Roja. Esperemos poder ver a Weaving en futuras entregas de la franquicia Marvel, ya que la resolución de su personaje es, con toda posibilidad, lo más flojo de la película.
Sin embargo, quien da la campanada aquí es la británica Hayley Atwell, de lejos la mejor del reparto. Su elección para encarnar a Peggy Carter está más que justificada. Cualquiera que vaya a interpretar a Sharon Carter en las próximas entregas de la franquicia lo va a tener muy difícil para hacer olvidar a la actriz de "Los Pilares de la Tierra".
En fin, que "Capitán América: El Primer Vengador" es entretenimiento puro, y además al estilo clásico, sin tomar al espectador por idiota por el hecho de ser cine palomitero (¿eh, "Green Lantern"?). Dos horas que se pasan como un suspiro entre científicos locos (ahora ya podemos afirmar que Tony Stark es digno hijo de su padre), nazis mega-malvados y tensiones sexuales no resueltas. Y ya que estamos, salvemos al mundo.