Green lantern
Realmente Warner Bros se tira al ocaso con una producción arriesgada. En primer lugar destacar que nos encontramos ante la llamada superproducción multimillonaria con el riesgo que eso conlleva. Se acentúa su posible fracaso en taquilla cuando el superhéroe es claramente un perteneciente a la segunda división.
Green Lantern no es un Batman o Spiderman, se trata de un comic minoritario que tiene sus seguidores entre sus aficionados pero que ni mucho menos trasciende en popularidad al de otros coetáneos. Total que para recuperar la inversión se debe lidiar con una campaña de Marketing importante, capaz de atraer a espectadores ajenos a las páginas del tebeo. Difícil la misión la que intenta el buen realizador de Casino Royale “Martin Campbell” con un reparto solido aunque sin grandes estrellas encabezado por el enterrado Ryan Reynolds y el ganador del Oscar por Mistic River Tim Robbins.
El resultado del filme es simplemente un correcto pasatiempo beneficiado por sus sobresalientes efectos especiales y conjunto técnico en todo su aspecto. Poco más ofrece en unos personajes planos, un piloto engreído obsesionado por la pérdida paterna es un paso atrás en el actor Ryan Reynolds que venía de ganarse a la crítica mundial con su destacable trabajo en “Buried”. Aquí se le ve falto de fuerza sin hacerse nunca con el papel otorgado, le viene grande el protagonismo, tampoco ayuda una sosa Blake Lively, ofreciendo una pareja fría con una gran falta de química entre ellos.
Linterna verde falla estrepitosamente en perder medio metraje con los orígenes del personaje principal y tardó demasiado en entrar a matar con el verdadero conflicto que debe lidiar, cuando es escogido por una raza marciana en pos de sustituir una gran pérdida. El segundo acto es cuando al fin entra en escena el planeta protagonista gana enteros y termina siendo un espectáculo aceptable pero nada más.