Harry potter y las reliquias de la muerte. parte 2
Por fin llegó a las pantallas el esperado final de la historia de Harry Potter, saga de películas que nos ha acompañado durante 10 años y con la que algunos hemos llegado a crecer, esperando siempre con ansias las nuevas entregas.
Si eres de los que sigue a Harry a través de sus películas, este último film no te decepcionará. La película ofrece el desenlace a todas las tramas que fueron surgiendo durante los episodios anteriores, desde las relaciones amorosas hasta la rivalidad a vida o muerte entre Harry y Voldemort. Si a esto le sumamos que esta última entrega es la más espectacular de cuantas hemos visto, y que el ritmo es marcadamente más acelerado (en especial si lo comparamos con la película anterior), el resultado es una película entretenidísima que ofrece todo lo que prometía. Si bien hay que mencionar lo innecesario que resulta el visionado en 3D, pues realmente no aporta nada a la película más allá de un par de planos que ya serían suficientemente espectaculares sin las dichosas gafas.
Si además de ser un fan de las películas, tu amor por Harry y el resto de personajes se extiende a las novelas, quizás este último episodio te deje cierto regustillo amargo. Cuando termina el film, uno no puede dejar de pensar que la última novela podría haberse convertido en tres películas en lugar de dos. Y es que, comparado con el libro, la acción se mueve a un ritmo trepidante que favorece la épica pero no permite saborear escenas clave como aquellas en las que comprendemos el porqué de la historia de Harry, o las inevitables escenas románticas que llevábamos tanto tiempo esperando. No hay tiempo para la contemplación, para la asimilación de los motivos y acciones que lo propiciaron todo. Esto es un blockbuster señores, no un bestseller, y eso se nota.
En cualquiera de los casos, merece la pena ver la última película de nuestro amigo Harry, aunque solo sea por poner punto y final a una de las sagas fantásticas más importantes de la historia. Sin lugar a dudas, le echaremos de menos.