Refrescante producto veraniego plagado de guiños cinéfilos a los grandes títulos del género, y a otros films de culto, así como de humor gamberro que en algunos momentos puede rayar en la irreverencia.

★★☆☆☆ Mediocre

Paul

Un par de amigos de Reino Unido, uno escritor de novela gráfica, el otro su ilustrador, viajan a Los Angeles para visitar la prestigiosa feria del mundo de la viñeta Comic-con,  y a continuación hacer una ruta en autocaravana por los lugares relacionados con temática alienígena, como Roswell o el Area 51. De pronto en su camino se cruza un extraterrestre de verdad que les pide ayuda.

Este es el punto de partida de Paul (Greg Motola, 2011), una road movie en clave de comedia desmadrada, mezclada con el imaginario visual y conceptual de la ciencia ficción creado en las últimas décadas por el tándem Lucas-Spielberg. El resultado es un refrescante producto veraniego plagado de guiños cinéfilos a los grandes títulos del género, y a otros films de culto, así como de humor gamberro que en algunos momentos puede rayar en la irreverencia, y es que Paul es un alien un tanto macarrilla que se ríe de todo y de todos. A veces no está muy claro si el chiste es un homenaje, una crítica o simplemente una burla. Va un poco de sobrado, algo así como el pato espacial de Howard: un nuevo héroe (1986), aunque aquel tenía una ironía menos ácida que este nuevo pasota galáctico que ahora nos ocupa.

El hecho de que los protagonistas sean turistas británicos en Estados Unidos, le aporta un valor añadido al conjunto en lo que se refiere al humor basado en las diferencias culturales. El guión está firmado por los dos protagonistas, Simon Pegg y Nick Frost. A Pegg lo hemos visto en la piel de Scotty en la precuela de Star Trek, y este año nos lo volveremos a encontrar en la pantalla con dos títulos muy potentes: Las aventuras de Tintín, en la que también estará Frost, y la nueva entrega de Mission: Imposible. Les acompañan en el reparto Jason Bateman, que hacía pareja con Jennifer Garner en Juno, Kristen Wiig, a la que veremos próximamente protagonizando La boda de mi mejor amiga, y pone la guinda del pastel actoral una aparición estelar de Sigourney Weaver.

Risas, efectos especiales y guiños continuos al Séptimo Arte son los ingredientes de este entretenido y fresco cocktail para disfrutar en una tórrida tarde de verano.

Lo mejor: Los guiños cinéfilos.
Lo peor: Cierta ambigüedad en el humor, entre el homenaje y la burla.
publicado por Ramón Ramos el 16 julio, 2011

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