El realizador utiliza el realismo y el suspense cuando presenta los distintos caracteres sin anunciar las verdaderas intenciones de cada uno; y el espectador asiste inquieto al drama temiendo que se aprovechen de la pequeña.

★★★★☆ Muy Buena

El globo blanco (badkonake sefid)

Ópera prima de Jafar Panahi, una cinta muy premiada (en Cannes, por ejemplo) que se basa en un guión suyo y de su maestro el gran Abbas Kiarostami.

Anterior a la otra maravilla que es El Espejo, la película guarda muchos puntos en común con ella. Entre otros la sencilla trama de itinerario y la protagonista: Razieh es una niña cuyo máximo deseo es comprar un pez de colores para celebrar el año nuevo. Después de mucho insistir consigue que su madre le de dinero para adquirirlo. De camino hacia la tienda el billete se cae a una alcantarilla y Razieh ve como todo su mundo se desmorona: ni puede conseguir el pez ni puede llevar el dinero de vuelta a su casa (la madre le dio un billete de 500, cuando el pez solo costaba 100).

Panahi rueda en tiempo real (una voz en off va contando los minutos que faltan para el año nuevo) y hace desfilar varios personajes, como es habitual en su cine, que intentarán ayudar a la niña. Una anciana, un sastre, un soldado y un vendedor ambulante de globos. También acudirá en su auxilio su hermano mayor Alí. El realizador utiliza el realismo y el suspense cuando presenta los distintos caracteres sin anunciar las verdaderas intenciones de cada uno. El espectador asiste inquieto al drama temiendo que se aprovechen de la pequeña, como parece que sucede en el primer encuentro de Razieh con unos domadores de serpientes.


Los diálogos de la niña (sorprendente la pequeña actriz Aida, hermana mayor de Mina, a la sazón protagonista de la tan citada El Espejo, con la que guarda un parecido asombroso) y sus enormes ojos presiden la cinta que se vuelve cada vez más inquietante. Solo la sonrisa esporádica de Aida proporciona algún momento de relax y se convierte en una especie de premio para el espectador por aguantar tanta tensión.

De las distintas secuencias destaca el encuentro con el soldado. Una escena con introducción (el recelo de la niña que no quiere hablar con un extraño), desarrollo (la historia del militar que ella escucha atentamente) y conclusión (la emotiva despedida). Quizás una metáfora que se convierte en un deseo: el de que una nueva generación de mujeres sea mejor tratada por el gobierno opresor.

Estas sutilezas de Panahi son las causantes de su encarcelamiento. Sin embargo, el filme no puede ser más inocente. A menos que consideremos la primera escena como una denuncia (un plano secuencia muy bien rodado donde el realizador fotografía un jeep del ejército que se acerca a una multitud y luego, sin cortar el plano, sigue con la cámara en panorámica hasta pararse en el rostro de una mujer preocupada); y el deseo de la niña por conseguir su pez de colores, como una representación de la legítima aspiración de libertad por el pueblo iraní.

publicado por Ethan el 14 enero, 2011

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